Celia Rivas corrompe el espíritu rotario
MÉRIDA, Yucatán.- Tras su frustrado intento de ser electa como presidenta del Club Rotario Mérida Itzaes, la regidora Celia Rivas sintió que se le escapaba la oportunidad de campañear con obras y proyectos sociales a costillas de las millonarias subvenciones que envía Rotary International.
Aunque la designaron secretaria general, es decir, la segunda de a bordo para el periodo 2022-2023, la cuestionada ex fiscal no tendría oportunidad de manejar a su antojo los apoyos sociales que se otorgan gracias al voluntarismo de personas buenas tanto de Mérida como del extranjero.
Por acuerdo del Club Rotario, el cargo de secretario, en este caso secretaria, lo ocupa la persona que será presidente para el siguiente periodo. En consecuencia, Celia Rivas será la presidenta del Mérida Itzaes para el periodo 2023-2024, lo cual le da poco margen de acción, pues si pretende buscar un puesto político para el 2024 las cosas se le complican.
El periodo ideal para ella hubiera sido el 2022-2023, pero ya había presidenta electa, que fue la primera presidenta del club que fue electa mediante una votación entre los socios. Anteriormente los presidentes fueron designados, sobre todo en los años que duró la pandemia de COVID-19.
CELIA ES IMPOPULAR
Celia Rivas tuvo la oportunidad de postularse, pero no es popular entre los socios, incluso la consideran antipática, pero es «favorita» de quienes controlan las decisiones del club, a través de un consejo de past presidents que ni siquiera figura en las políticas de Rotary International.
Lo integran David González, fundador del Mérida Itzaes y dueño de la Hacienda Yabucú, y sus lacayos Igor Peniche (quien se hace apodar «El Diablo» dentro del club), Mario Camargo, Germán Rodríguez, Minerva Denis (madre de la actual directora de la Facultad de Derecho de la Uady) y Lina Marín (novia de Mario Camargo y presidenta de la comunidad oaxaqueña en Yucatán).
La presidenta del periodo 2022-2023 fue electa con abrumadora mayoría, pero el grupo que controla el club le impuso como secretaria a Celia Rivas.
La nueva presidenta tomó posesión a principios de julio del 2022, cuando comienza el año rotario, pero renunció en octubre del mismo año ante las fuertes presiones y la grilla que orquestó la regidora meridana, quien es aliada de los que controlan el club desde hace varios años.
QUERÍAN QUE FIRMARA SIN VER
Pretendían que la nueva presidenta firmara documentos de obras y proyectos de años anteriores por 8 millones de pesos, pero sin presentarle informes y reportes técnicos que respalden la ejecución de esas obras y proyectos, entre ellos redes de agua potable en comunidades marginadas, material de salud y entrega de microcréditos.
El club necesitaba justificar esos recursos ya ejecutados para que puedan bajar más subvenciones, las cuales pretenden ejercer en el periodo de Celia Rivas, quien debe tomar posesión en los próximos días como presidenta del Mérida Itzaes.
Posiblemente asqueada de enterarse de muchas irregularidades y del maltrato machista que sufrió por parte del consejo de ex presidentes del club rotario, la presidenta del periodo 2022-2023 renunció a la presidencia en octubre, incluso renunció a su afiliación como rotaria, movimiento al que entró con deseos de apoyar a la gente desde el voluntarismo privado, pero el cual manchan personas como Celia Rivas, quien usa las organizaciones civiles para promover sus intereses particulares.
Del maltrato machista y de la danza de los millones en el Club Rotario hablaremos en próximas entregas. Por cierto, de este mismo club renunciaron por estas razones Loreto Villanueva, secretaria de Cultura del Gobierno del Estado, y Magaly Cruz Nucamendi.
A este mismo club pertenecen personalidades del ámbito político y social, que tras la renuncia de la presidenta se alejaron, aunque no renunciaron porque saben que con sus cuotas apoyan a gente necesitada. ¿Qué dirían si supieran que Celia Rivas usa el dinero de la gente buena para campañear?
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