MÉRIDA, Yucatán.- En Progreso tienen muy claro quién fue el causante de la debacle del PAN en el puerto: Julián Zacarías y su prepotencia, soberbia, vanidad y sentirse superior a los progreseños, a los que en varias ocasiones les dijo que eran mediocres.

A los progreseños no se les olvida que en plena pandemia de Covid-19 Zacarías regañó a los pescadores que pedían apoyo para sobrellevar la crisis económica por la cuarentena.

Tampoco se les olvida que les dijo que eran unos mediocres por no tener pensamiento empresarial como presume tenerlo Zacarías, quien hoy se quedó como el perro de las dos tortas, pues se quedó sin la presidencia municipal de Progreso y sin diputación federal.

Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue la colocación, prácticamente a escondidas, de la estatua de Poseidón en el mar, como símbolo de Progreso.

Fue toda una imposición, pues jamás se le consultó a la gente si quería ese monumento. Los progreseños hubieran preferido un monumento de referencia a la cultura maya de Yucatán o, por lo menos, un monumento que haga honor a los pescadores o alguna de las otras actividades productivas del puerto.

Al Poseidón lo ven, más que como un monumento del puerto, lo ven como un homenaje a la vanidad de Julián Zacarías.