En Yucatán, el 20.7 por ciento de la población de 12 años o más dijo haber sido víctima de ciberacoso, revelado en el Módulo sobre Ciberacoso del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El estado se ubica en el lugar 18 a nivel nacional de ciudadanos que sufrieron este delito; sin embargo, la incidencia ha disminuido en comparación con el 2022, ya que ese año la cifra de víctimas se colocó en el 27.9 por ciento de la población.

Además de la disminución del ciberacoso en el estado, destaca que los hombres fueron más acosados que las mujeres: 21 por ciento contra 20.5 por ciento, superando la tendencia nacional, que es de 19.6 por ciento hombres y 22 por ciento, mujeres.

El 35.5 por ciento de los acosados en Yucatán tienen escolaridad de educación básica, el 31.9 por ciento media superior y el 32.6 educación superior.

El estudio detalla que el 31.6 por ciento fue acosado a través de cuentas falsas y el 34 por ciento recibió mensajes ofensivos. Los hombres fueron contactados a través de identidades falsas con un 40.3 por ciento y las mujeres el 23.5 por ciento.

Sobre mensajes ofensivos, el 30.1 por ciento de las mujeres los recibieron, mientras a los hombres fue el 38.2 por ciento. Finalmente, el 60.4 por ciento mencionó que no conoce la identidad de sus agresores y sólo el 25.4 por ciento los conoce.

¿Qué es el ciberacoso?

Ciberacoso es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en redes sociales, plataformas de mensajería, plataformas de juegos y teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Ejemplos de ciberacoso incluyen:

-Difundir mentiras o publicar fotografías o videos vergonzosos de alguien en las redes sociales.
-Enviar mensajes, imágenes o videos hirientes, abusivos o amenazantes a través de plataformas de mensajería.
-Hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona o a través de cuentas falsas.
-El ciberacoso y el acoso cara a cara a menudo ocurren juntos. Sin embargo, el ciberacoso deja una huella digital, un registro que puede servir de prueba para ayudar a detener el abuso.