El gran talón de Aquiles de Parolin, el cardenal favorito de las apuestas a ser nuevo Papa
De mayor quiero ser papa». En Schiavon, la pequeña localidad de la región italiana del Véneto en la que hace 70 años vino al mundo Pietro Parolin -el gran favorito de todas las quinielas para suceder a Francisco-, aún hay vecinos que le recuerdan de niño.
Uno de ellos es Vinicio, su gran amigo de la infancia, y quien en varias ocasiones ha asegurado que Parolin, de pequeño, se divertía jugando a las misas: montaba pequeños altares y hacía de sacerdote, repartiendo bendiciones y soltando frases en latín. Cuando con 6 ó 7 años le hacían la típica pregunta sobre qué quería ser de mayor, invariablemente respondía: «papa».
Pietro Parolin tiene ahora muchas papeletas para hacer realidad su sueño infantil. En el próximo cónclave, cuya fecha de inicio será anunciada hoy, el secretario de estado Vaticano, el hombre que durante los 12 años de pontificado de Francisco ha sido el número dos en el organigrama de la Santa Sede, es quien con más fuerza suena en todas las quinielas para convertirse en el 267º pontífice.
De hecho, su ventaja respecto al cardenal filipino Luis Antonio Tagle, el otro gran favorito, no deja de aumentar. Las casas de apuestas británicas cada vez le dan más y más por delante. En un cónclave en el que muchos cardenales no se conocen entre sí, él tiene la ventaja de haberse codeado con casi todos los purpurados y de ser conocido por casi todos. Al fin y al cabo, en sus años como secretario de Estado vaticano (y antes como miembro del servicio diplomático vaticano) ha realizado infinidad de viajes, lo que le ha permitido congeniar en persona con prácticamente la totalidad de los 135 cardenales que elegirán al sucesor de Francisco.
A eso se añade que tiene la edad justa: 70 años. Nadie en el Vaticano quiere un papa demasiado anciano ni uno demasiado joven; nadie desea un pontificado que dure un suspiro ni uno tan largo como lo fue el de Juan Pablo II, que se prolongó durante casi 27 interminables años.
El gran talón de Aquiles de Parolin es que no tiene ninguna experiencia pastoral, nunca ha ejercido como sacerdote sobre el terreno, en una parroquia. Y a eso hay que sumar que, aunque hay algunos que consideran que su elección como pontífice supondría dar cierta continuidad al pontificado de Francisco, otros dudan, sin embargo, de que Jorge Bergoglio quisiera que fuera él su sucesor…
La sospecha de que el papa argentino no deseaba que el testigo del papado pasara tras su muerte a manos de Parolin se hizo especialmente fuerte hace un par de meses. En concreto, en febrero pasado, cuando Bergoglio decidió extender el mandato como decano del colegio cardenalicio del italiano Giovanni Battista Re, de 91 años y quien llevaba cinco ocupando ese cargo.
Francisco, cuya salud ya entonces era bastante precaria, no dio explicación alguna sobre su decisión, simplemente se limitó a prorrogar al cardenal Re en ese puesto.
Pero lo que a nadie se le escapa es que el decano del colegio cardenalicio juega un papel fundamental en un cónclave: es el que oficia la misa del funeral del papa fallecido y la misa ‘Pro Eligendo Pontifice’, la que se celebra previamente a que los cardenales se encierren en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo pontífice.
En el cónclave de 2005, el que siguió a la muerte de Juan Pablo II, el decano del colegio cardenalicio era Joseph Ratzinger, y fue él quien ofició esas dos misas, lo que sin duda terminó por consolidar su candidatura. Fue elegido papa en la quinta votación.
Si Francisco no hubiera renovado el mandato de Giovanni Battista Re como decano del colegio cardenalicio, es muy probable que los 12 cardenales-obispos encargados de elegir al purpurado que debía ocupar ese puesto hubieran optado por Pietro Parolin. Y eso le habría dado a Parolin una enorme visibilidad, disparando sus opciones como papable.
Además, Francisco tampoco quiso darle a Pietro Parolin ningún papel relevante en los actos de la pasada Semana Santa, en los que Bergoglio estaba convaleciente.
Parolin parte como favorito a suceder a Francisco. Pero aún pueden pasar muchas cosas. Las congregaciones generales, las reuniones pre-cónclave, jugarán a partir de hoy un papel fundamental.
En cualquier caso son necesarios dos tercios de los votos de los cardenales electores para que haya fumata blanca y alguien salga de la Capilla Sixtina convertido en papa.
Si en el próximo cónclave nadie (en especial Parolin y Tagle, los dos cardenales que parten como grandes favoritos) consiguiera en un par de días reunir esos 89 votos, habría que pasar al plan B: buscar un candidato de consenso, un pacificador. Y ahí pueden entrar en juego otros muchos nombres, incluidos los de los cardenales españoles Cristóbal López Romero (72 años) y Ángel Fernández Artime (64 años).


Comentarios recientes