pescador se vuelve narco tras salvarse de un naufragio
Andrés Enrique Tzuc Poot (a) “Cito” no supo aprovechar una segunda oportunidad que le concedió la vida, y en lugar de seguir el buen camino luego de haber sobrevivido de un naugrafio, se dedicó a la venta de drogas en su natal Celestún.
La justicia divina lo perdonó de morir, pero no la justicia de los hombres, que lo condenó a nueve meses de prisión, después de incumplir con las condiciones que le permitían estar libre.
El caso de Andrés Enrique llama la atención porque decidió dedicarse al narcomenudeo apenas unos meses después de sobrevivir al naufragio, ocurrido en octubre de 2012.
A «Cito» se le impuso una multa de 20 días de salario, se le negaron varios beneficios y, como era de esperarse, se le decomisó la droga que vendía y un cuchillo.
Al ser retomado el proceso en su contra, fue sometido a un mecanismo de aceleración de procedimiento abreviado por el juzgado de oralidad de Umán, acusado de los delitos de portación de armas e instrumentos prohibidos y contra la salud en su modalidad de narcomenudeo con posesión simple de mariguana.
De acuerdo con el expediente, el 19 de julio de 2013, alrededor de las 23:00 horas, agentes de policía hacían un rondín de vigilancia y al transitar por la calle 4, avenida puerto de abrigo, entre 11 y 13 de Celestún, se percataron que en la panadería “San Judas Tadeo”, afuera de una camioneta blanca, estaba la señora Leticia Estrella Novelo, acompañada de su hija menor, que estaba asustada y no dejaba de llorar.
La mujer les solicitó auxilio porque “Cito” estaba amenazando con un arma a su esposo Eduardo Daniel García Mena.
Se acercaron al agresor y lograron someterlo y desarmarlo. Al hacerle un cacheo le encontraron una bolsa de nylon, en cuyo interior tenía 13 trece bolsitas transparentes de mariguana con un peso total de 21.366 gramos, por lo que se procedió a detenerlo.
Se le siguió proceso y se le brindaron oportunidades para llevar el proceso en libertad, pero «Cito» no puso de su parte.
En octubre de 2012 «Cito» y otros pescadores de Celestún quedaron a la deriva cuando regresaban de pescar, por una falla en el motor.
Estuvieron extraviados un día y medio en el mar, pero luego de intensa búsqueda fueron rescatados sanos y salvos.
En aquella ocasión «Cito» declaró que «todo fue por una falla en el motor al tragar agua el carburador, lo que ocasionó que nos quedáramos a la deriva. Hasta eso, gracias a Dios, nos mantuvimos a flote cerca de un día y medio».
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