Transcurrido el primer día hábil del nuevo año, los meridanos se aprestaron a cumplir, o por lo menos dar los primeros pasos, de sus propósitos para 2016.

Fue común ver en los centros deportivos un poco más de gente haciendo ejercicio y también en las oficinas muchos llegaron con sus ensaladas y otras comidas dietéticas.

Sin embargo, donde no se están cumpliendo los propósitos es en el ayuntamiento de Mérida, al menos en lo que se refiere a los puestos de venta de micheladas que se instalan los fines de semana en diversas esquinas de la ciudad.

El alcalde Mauricio Vila Dosal no tiene la voluntad de controlar este tipo de comercio irregular, a pesar de que en su momento ofreció que procedería contra los ambulantes, incluyendo los de preparados para micheladas.

El número de estos concesionarios no rebasa los cinco y, al parecer, todos son amigos del presidente municipal o quizá se trata de personas a las que les debe algún «favor», posiblemente de tipo electoral.

Las autoridades meridanas han reconocido que son ilegales, hasta ahora no se han visto acciones concretas contra estos puestos.

Aunque inicialmente solicitaron permisos para vender jugos, al final terminaron vendiendo estos preparados para micheladas, los cuales ofrecen en 20 pesos por vaso, un precio considerado alto porque es casi lo que cuesta una cerveza de litro y medio.