De acuerdo con Jeremy Cruz, médico de la Clínica Especializada Condesa, la orientación sexual no es algo que se construya, sino algo con lo que se nace y esto tiene un fundamento y una respuesta biológica.

“Existen dos picos específicos de desarrollo como identidad y de conexiones cerebrales, las hormonas durante el periodo prenatal y en la adolescencia”, explica.

Durante un encuentro de neurociencias organizado por la farmacéutica Pfizer, en Colima, se dijo que el consumo de hormonas en el embarazo se relaciona con las alteraciones y desarrollo en el celebro, lo que implica una posible identidad de género.

“Se ha visto algunos casos con respecto a hiperplasia adrenérgica, (glándulas que se encuentran arriba de los riñones), cuando estas se encuentran mucho más grandes por la exposición a andrógenos testosterona, pueden generar masculinización en mujeres”, indicó el especialista.

Sin embargo, no está 100 por ciento comprobado que el consumo de hormonas antes de la concepción influya en la homosexualidad masculina, pero estas juegan un papel preponderante hasta el momento en que la adolescencia produzca nuevas hormonas.

“Entre más hijos varones se tiene, se corre el riesgo de que el cuerpo de la mujer embarazada presente resistencia a testosterona, entonces hay la posibilidad de que esta persona desarrolle una orientación homosexual”, explicó.

Otro punto importante de esta reunión es que la identidad de género se acentúa a partir de los dos años de edad y se refuerza a los siete. Es decir, los niños pueden identificar sus preferencias desde temprana edad, aunque la mayoría piense lo contrario.

“Esto nos ha servido para entender a las personas transgénero, que en México representan del 0.3 al 0.5 por ciento de toda la población, es decir, entre unas 300 a 600 mil personas en todo el país”.

Fuente: SDP Noticias