Secuestro de Alan Pulido: Menos futbol, más conciencia social

El secuestro y posterior rescate o liberación del futbolista Alan Pulido ha hecho correr mucha tinta en periódicos impresos y ocupado numerosos espacios en internet.

Las críticas de que fue un montaje, de que ojalá se diera la misma celeridad a otros casos, de que si no fuera famoso hubiera aparecido meses después muerto, etcétera, etcétera.

Ya de por sí la versión de que el futbolista se liberó de sus ataduras, golpeó y sometió a sus captores raya en la ficción como para que ahora los mexicanos nos estemos dando golpes de pecho y rasgando las vestiduras.

Lo que sí llama la atención es que nunca se menciona qué paso con los secuestradores. Se candidatea para ser una de las grandes incógnitas del país.

No falta quien se atreva a comparar el caso Pulido con la tragedia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y de nuevo surgen las críticas contra la justicia mexicana.

Sin embargo, en el fondo de todo este show mediático está el reflejo de lo que somos los mexicanos, un país en el que se sabe más de futbol que de política.

No podemos negarlo, somo un país al que le interesan más los resultados del futbol que cómo marchan las finanzas del país.

Somos un país que hace héroes a sus futbolistas y olvida a sus luchadores sociales, científicos y artistas (los verdaderos, no los payasos que nos imponen las televisoras.

Somos un país de escándalos, de «ladys», de «lords», de circo, maroma y teatro.

Somos un país que se emociona con el triunfo de la selección y toma su derrota como una afrenta nacional… así somos, no nos quejemos ahora.

El caso Pulido sólo desnuda nuestra realidad y el grado de manipulación al que estamos sometidos por grandes televisoras como Televisa o Televisión Azteca.

No nos quejemos ahora que al país le interese saber más qué pasó con Pulido que con los 43.