Celestún, casi el paraíso de no ser por los humanos

Un acercamiento a la belleza natural de los manglares y ojos de agua, así como a una de las aves más atractivas ante la mirada humana, el flamenco rosado, ofrece la Reserva de la Biosfera de Celestún, un destino paradisíaco que vale la pena descubrir estas vacaciones de verano.

Ubicada en el poblado del mismo nombre, a 109 kilómetros de la capital yucateca, esta reserva destaca por contar con una gran riqueza de especies y ecosistemas interdependientes, que hacen que el visitante tenga una experiencia única en contacto con la naturaleza.

La aventura inicia al llegar al lugar, donde diversos lancheros ofrecen recorridos por la Ría de Celestún, entre ellos Luis Ángel Cocom, quien desde pequeño se inició en esta actividad junto con su tío.

En un recorrido hecho por Notimex, el guía comparte que durante julio y agosto, en este lugar se puede apreciar la anidación del flamenco, especie que sólo pone un huevo al año el cual tarda en encubar de 28 a 32 días.

“Nacen de color blanco, a los tres meses se ponen grises y como van creciendo cambian su color y se van lejos de los padres a una parte del agua que es muy baja, ahí algunos adultos se mantienen cerca y les enseñan cuáles son los animales para su alimentación, sus depredadores y cómo migrar”, explica.

De acuerdo con el guía, a partir de finales de agosto y principios de septiembre se pueden apreciar entre 15 mil y 25 mil ejemplares de flamencos, que cada día llegan a alimentarse principalmente de larvas de camarón y de artemia salina, estas últimas, responsables de que esta especie adquiera ese color rosado que la hace única.

Los flamencos, que llegan a vivir en su hábitat natural hasta 22 años, en estas grandes cantidades son vistos en la región hasta el mes de mayo, atrayendo a un gran número de turistas nacionales, canadienses y estadounidenses, principalmente.

En esta impresionante reserva, también se encuentra la llamada Isla de las Aves, en la que han encontrado 300 especies diferentes, tanto de bosque, como los carpinteros, colibríes y motmots, así como aves acuáticas, entre las que destacan fragatas, garzas y patos.

“La temporada es entre diciembre y enero, y la mayoría de las aves vienen de norteamérica”, menciona don Ángel.

Desembocadura de ríos subterráneos

Por si fuera poco, el recorrido por esta reserva, que de acuerdo con el portal Mundomaya.travel, se ubica en la desembocadura de la cuenca de agua subterránea más importante de Yucatán y que coincide con el anillo de Cenotes y con el de Río Lagartos, incluye la visita a los manglares.

“Estos (manglares) son grandes filtradores de contaminación y una barrera natural contra huracanes en esta zona, en Celestún tenemos los cuatro tipos: el blanco, rojo, negro y amarillo; el rojo tiene la característica de pintar el agua del lugar donde está, y los demás así se les llama por el color de la corteza”, menciona el guía.

En la zona de manglares, ecosistema protegido por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por la noche se pueden apreciar cocodrilos, los cuales salen de sus escondites para cazar; “hemos tenido recorridos donde hemos visto más de 20 ejemplares”, dice.

Otro de los atractivos de la zona son los ojos de agua dulce, los cuales entre diversos maglares y plantas permiten la vida de variadas especies de peces como la mojarra, que elige ese lugar para su reproducción.

Acercamiento a la belleza

Todo ello hace que los recorridos por esta reserva brinden un acercamiento a la belleza natural del estado, al tiempo que representan una fuente de ingresos para los habitantes del municipio.

“La mayoría de los que vivimos aquí dependemos del ecoturismo: lancheros, guías, restauranteros; realmente es una de las fuentes de trabajo más importantes”, comparte don Ángel.

Además de ganarse la vida con este trabajo, con los recorridos muestra la belleza de Celestún, lo que hace que muchos visitantes se vayan «con una impresión muy bonita del lugar”.

Así, entre manglares, aves y una espectacular colonia de flamencos, la Reserva de la Biosfera de Celestún garantiza sorprender a todos aquellos amantes de la naturaleza.