Se pone otra vez de moda la «Clínica del Terror»
Ante la cercanía de la celebración del ‘Día de Muertos’, vecinos de la colonia Sarmiento han solicitado mayor presencia policiaca en la zona de la ex Clínica Peninsular, en la que supuestamente ocurren fenómenos paranormales.
La petición busca evitar más visitas inesperadas al edificio abandonado, conocido como «La Clínica del Terror», toda vez que el año pasado un grupo de ‘vivales’ organizó un paseo clandestino.
Dicho recorrido, al que denominaron ‘paseo del terror’, fue cobrado por los organizadores, que aprovecharon el interés que despierta el sitio en esta época.
Este año las visitas ya comenzaron y han sido esporádicas, además de que no hay cartelones anunciando los tours, pero los vecinos de la zona recordaron que año tras año van jóvenes a recorrer el lugar, aunque en 2016 fue la primera vez que cobraron $30 por las visitas.
La petición de vigilancia, según los vecinos, radica en el hecho de que los jóvenes pueden ser víctima de algún hecho delictivo dentro, además de que buscan evitar que asusten a quienes regularmente caminan por la banqueta de la ex clínica, ubicada en la calle 8 entre 63 y 63 B de dicha colonia.
La clínica luce más deteriorada que nunca, pues ya ha crecido maleza en el frente y una puerta está totalmente dañada, por lo que cualquiera puede entrar pese a ser propiedad privada, que de hecho está en venta,
El año pasado, el recorrido se promocionó en redes sociales y en una cartulina colocada en una puerta clausurada de la ‘Clínica del Terror’, aunque muy pocas personas acudieron al lugar donde un sujeto les cobró por entrar, como informamos en su oportunidad.
Según una leyenda urbana, en ese lugar se registran fenómenos paranormales, específicamente relacionados con el llanto de bebés.
Quienes han entrado no escuchan ni ven nada anormal, pero se sugestionan y son presas del miedo.
La leyenda sobre el sitio indica que los llantos de bebés pueden escucharse incluso desde afuera.
Se atribuyen los llantos a otra leyenda urbana que indica que ahí se realizaban abortos clandestinos.
Aunque fue un secreto a voces esta práctica, nunca hubo proceso legal alguno que comprobara este hecho
La Clínica perteneció a un doctor de apellido Acosta, quien tenía una residencia a dos cuadras del sitio.
El terminó sus días en un asilo para ancianos, donde sufrió de demencia senil y en esos lapsus ‘ofrecía’ a sus cuidadoras consultas y abortos, aunque ellas desconocían el pasado polémico de este personaje, de manera que creían que estaba bromeando.
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