Discurso íntegro de Rolando Zapata en el Congreso

Toda mi vida he trabajado
muy duro y con absoluta dedicación, para tener la oportunidad de llegar a este
punto.
Para asumir, frente a los
Poderes Constitucionales de Yucatán y en el recinto que la Ley señala, la
Gubernatura del Estado en el que tuve la suerte de nacer y tengo el privilegio
de vivir.
Éste es para mí un
momento cívico de enorme solemnidad y significado, un momento que deseo empiece
a reflejar lo que habrá de ser el carácter y espíritu de mi gobierno.
Un gobierno que, como
esta Toma de Compromiso, deberá estar marcado por la absoluta austeridad y
sobriedad Republicana.
Asumo el cargo de
Gobernador con ánimo positivo y alegre, pero sin festejos o celebraciones,
porque sé bien que lo que adquiero hoy no son prerrogativas o privilegios, sino
responsabilidades y obligaciones serias y puntuales.
Y por eso, desde este
momento, con toda solemnidad y aplomo, me comprometo a ser un gobernador serio,
disciplinado, responsable y que cumpla.
En una palabra: Un
gobernador a la altura de Yucatán
Hasta este día, era yo
quien pedía a Yucatán su confianza y su respaldo.
Sin embargo, a partir de
hoy, las cosas cambian.
Ya no es tiempo de
pedirle a la ciudadanía, ahora es tiempo de empezar a entregarle resultados y
cumplir la palabra empeñada. Ya no bastarán las buenas intenciones o las simples
propuestas, por acertadas que éstas sean.
A partir de este punto,
deberán venir acciones concretas y deberá probarse, cada día, la capacidad para
estar a la altura de las expectativas de nuestra gente, que claro que son
expectativas altas y urgentes.
Y precisamente en ese
marco, el primer compromiso que quiero validar y confirmar, es el compromiso de
NO cambiar.
Sin importar la
investidura que hoy recibo, seguiré siendo el mismo Rolando Zapata Bello que
ustedes siempre han conocido.
Porque asumo la
Gubernatura del Estado con absoluta humildad.
Con la humildad que dan
la experiencia y los años de servicio en la administración pública.
Con la madurez que sólo
da la edad, los éxitos y, especialmente, los fracasos que uno encuentra y de los
que se levanta a lo largo de la vida.
Sobre todo, asumo el
Gobierno de Yucatán con la modestia democrática de saber que hay más de medio
millón de ciudadanos que sufragaron por mi en casi un millón de votantes lo que
me da la legitimidad para conducir los destinos de Yucatán en el próximo
sexenio.
Todos esos ciudadanos
confiaron en mí persona y en nuestro sistema democrático, y de ninguna manera
voy a dilapidar esa confianza.
Lo he dicho desde hace
muchos años y hoy más que nunca vale la pena repetirlo, la confianza ciudadana
es un bien sagrado que hay que enaltecer con resultados, realizaciones y
conductas.
Asumo la Gubernatura con
la seriedad, la sana preocupación y los valores de un hombre y un padre de
familia.
Porque dentro de 6 años
quiero ver a los ojos a mi esposa, Sarita, y a mis dos hijos, Monse y Rolo; a mi
madre y a mis dos hermanos, a toda mi familia, con la conciencia tranquila y la
satisfacción de quien desde el primer día de gobierno se puso a hacer bien las
cosas.
Quiero honrar la memoria
de mi padre, un hombre sencillo y grande a la vez, y quiero hacerlo de la mejor
manera posible: Simplemente siendo un buen gobernador.
Por ello hoy lo
importante es ponerse a trabajar.
Ya les corresponderá a
los ciudadanos juzgar, dentro de 6 años, si alcanzamos resultados que merezcan
celebrarse.
Hoy comienzo la tarea con
la que seré juzgado como gobernante, una tarea que asumo con emoción,
responsabilidad y sin excusas.
Hacer bien las cosas
desde el primer día, implica la expresión de mi respeto amplio y pleno a los
Poderes de nuestro Estado, a sus instituciones y a nuestra sociedad.
Al Poder Legislativo y a
sus Grupos Parlamentarios, les ofrezco diálogo permanente, trabajo coordinado y
una rendición de cuentas transparente en los ámbitos que la Ley
señala.
Reconozco a todos y cada
uno de los legisladores, sin importar partido o ideología, su papel como
miembros de la honorable soberanía que detenta la representación del
pueblo.
La única condición que
propongo para la relación sana y fructífera que la sociedad nos exige, es
siempre sentarnos a la mesa con el ánimo de construir consensos y lograr
acuerdos para tener la democracia de resultados que los ciudadanos
quieren.
Que la diversidad
política enriquezca la tarea de gobierno y jamás paralice la agenda pública, es
el ideal que debe unir al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo en
Yucatán.
Sé que con la voluntad de
todos, así será.
Al Poder Judicial, le
tiendo la mano para avanzar decididamente en uno de los temas que hoy más
importan a los ciudadanos: la eficacia de nuestro Estado de Derecho y
particularmente el acceso pronto a la justicia.
Juntos podemos construir
un gran binomio: el binomio de un Poder Ejecutivo que garantiza la seguridad
pública, y un Poder Judicial que construye la justicia pública.
A los Presidentes
Municipales de todo el estado les ofrezco el respeto a su autonomía y todo el
apoyo que requieran en términos de coordinación administrativa, planeación de la
inversión pública, desarrollo regional y atención a las necesidades más sentidas
y urgentes de la ciudadanía.
Reconozco en el municipio
la célula básica del gobierno en Yucatán y en México.
Mi administración tendrá
una verdadera agenda municipal que la acerque aún más a la gente.
Asumo, además, como una
realidad indiscutible, que hay un verdadero interés de los ciudadanos, la
sociedad civil, los empresarios y quienes impulsan el desarrollo de Yucatán,
para que exista una relación sana, respetuosa y en el estricto ámbito de sus
competencias, entre el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento de
Mérida.
Y en este punto quiero
decir con absoluta firmeza, que para mí desde el 1º de julio quedó atrás el
tiempo de las filias y fobias partidistas o ideológicas.
En todas las esferas de
la actividad pública, la ciudadanía exige, y con toda razón, que trabajemos
juntos.
Porque juntos, con
diálogo y madurez, es muchísimo lo que podemos lograr.
Me asumo como Gobernador
de todos y cada uno de los habitantes del estado.
Y por supuesto, hay un
ámbito institucional esencial que debo mencionar, y es la relación entre nuestra
entidad y el Gobierno Federal.
Un Gobierno Federal
representado aquí, de manera distinguida, por el Maestro Salomón Chertorivski,
Secretario de Salud, quien siempre se ha caracterizado por su trabajo
profesional e institucional con Yucatán, desde las distintas posiciones que ha
ocupado.
Así, le pido al Maestro
Chertorivski que transmita al Lic. Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de la
República, nuestro deseo firme  para que en éste breve, pero decisivo periodo en
el que nuestras administraciones habrán de coincidir, podamos tener una relación
de trabajo respetuosa, coordinada y con frutos concretos para la ciudadanía de
Yucatán.
Sé que así habrá de ser,
porque él personalmente me lo ha garantizado.
Y por supuesto, es
absoluta convicción de mi gobierno, que Yucatán debe también trabajar en plena
armonía, y hombro con hombro, con la próxima Administración Federal, la que a
partir del 1º de diciembre encabezará el Lic. Enrique Peña Nieto, Presidente
Electo de los Estados Unidos Mexicanos.
El diseño federalista de
nuestro sistema de gobierno y de nuestras instituciones, hace esencial que
exista una alineación y coordinación permanente de políticas públicas y
esfuerzos entre el Gobierno de la Nación y los Gobiernos de los
Estados.
Enrique Peña Nieto ya ha
asumido compromisos explícitos con Yucatán, y sabemos que un político serio y un
gobernante de palabra como es él, nos tendrá muy presentes desde el primer día
de su administración para cumplirle a plenitud
Pero creo que éste es el
momento ideal para confirmarle al próximo Presidente de la República, que
Yucatán también estará muy presente con él.
Que Yucatán estará
apoyando todas las iniciativas y reformas de cambio estructural que sabemos
están en la agenda de su gobierno; reformas y cambios que son asignaturas
urgentes del desarrollo nacional.
La historia y la teoría
política demuestran que las sociedades democráticas maduras, siempre generan el
liderazgo correcto para cada momento fundamental.
Y Enrique Peña Nieto, es
el hombre que México necesita para este momento fundamental y de refundación
nacional.
Licenciado Miguel Osorio
Chong, sea Usted el amable portavoz de un saludo cálido y fraternal que el
pueblo de Yucatán por mi conducto le envía al Presidente Electo; Don Enrique
Peña Nieto.
A lo largo de toda mi
campaña, pedí el voto ciudadano como hombre de valores y de
principios.
Lo hice así, porque sólo
hombres y mujeres de valores y principios pueden dar a  la sociedad, la certeza
y la tranquilidad de gobiernos confiables, maduros y que nunca pierdan el
rumbo.
Así, hoy, como Gobernador
Constitucional de Yucatán y con el valor público y legal que mis palabras
tienen, quiero decirles a todos los ciudadanos que votaron por los principios y
valores que ofrecí, que no se equivocaron.
Ratifico que honraré
todos y cada uno de esos valores y principios.
jamás me apartaré del
principio de estar orgulloso de ser yucateco. Orgulloso de nuestras raíces y de
nuestras tradiciones, y seguro que en nuestra cultura y en nuestra identidad
profunda están las respuestas y las cualidades que necesitamos para triunfar en
un mundo global y moderno.
Por ello, el orgullo de
ser yucateco implicará apoyo decidido a la cultura, a las artes, al deporte, a
nuestros productos agrícolas y artesanales más emblemáticos, al esfuerzo de
nuestra industria y comercio locales, a la preservación de nuestro patrimonio
cultural y la protección de nuestro medio ambiente.
Implicará también el
impulso de nuestra forma de vestir, de nuestra gastronomía y de nuestra forma de
ser. En una voz: impulsar el orgullo por lo yucateco.
Y también implicará
proteger lo que en las actuales circunstancias nacionales, es uno de los máximos
orgullos de nuestra tierra.
El orgullo de ser un
estado muy seguro.
Un orgullo en el que
reconozco los esfuerzos y logros alcanzados durante el Gobierno de Ivonne Ortega
Pacheco, mismos que deberán de ser continuados y fortalecidos.
Un orgullo de seguridad y
tranquilidad por el que, como yucateco, reconozco y agradezco los esfuerzos
decisivos, profesionales y siempre patrióticos del Ejército Mexicano, de la
Fuerza Área y de la Armada de México, así como de las instituciones de seguridad
pública de la Federación.
Sepan que ese legado de
seguridad que hoy recibo será preservado con mano firme, con recursos
financieros suficientes para continuar la estrategia de fortalecimiento de
nuestros cuerpos policiacos, con más equipamiento, capacitación y estímulos a
sus miembros.
En la lucha contra el
crimen jamás daremos un paso hacia atrás.
Además estableceremos
como dos sólidas columnas adicionales, una política sin precedentes en materia
de Prevención del Delito y una de Participación Ciudadana.
Por eso crearemos el
Centro Estatal para la Prevención Social del Delito, Unidades Mixtas de Frontera
y Centros Integrales de Seguridad Pública en todos los puntos estratégicos del
estado.
Ésas que fueron las
promesas de un candidato, hoy son compromisos de un Gobernador.
Me comprometí también con
el principio de un gobierno austero.
Y quiero dejar claro, que
si bien recibo un gobierno con indicadores financieros generales estables, hay
mucho que hacer en la reducción del gasto no esencial.
A los sectores
productivos del estado y a todos aquellos preocupados e interesados en que las
finanzas públicas sean una fortaleza para el desarrollo y jamás una debilidad
estructural de la entidad, les ofrezco presentar mañana mismo el “Programa de
Ajuste Financiero y Nueva Cultura de Austeridad en el Gasto Público”
No quiero solucionar
únicamente las preocupaciones de corto y mediano plazos, aspiro verdaderamente a
crear en todos los servidores públicos una nueva cultura del gasto público y de
la utilización de los recursos que son de todos.
Por ello me comprometo
también a emprender de inmediato en términos de Ley una profunda
reforma y
reorganización de la administración pública estatal
, que tenga como eje el
adelgazamiento de las estructuras gubernamentales, para disponer de dependencias
eficientes que estén a la altura de las nuevas circunstancias y de la nueva
agenda de racionalidad del sector público del Estado y de desarrollo de la
entidad.
La austeridad de mi
gobierno será la base de la prosperidad de Yucatán, de eso no tengan
duda.
Haré realidad también un
gobierno disciplinado, que planifique con absoluta seriedad, que se comprometa
con un Presupuesto Basado en Resultados, que pueda ser evaluado permanentemente,
que trabaje con orden y que esté a la altura de las circunstancias.
Y en este punto, a los
miembros de mi Gabinete les dejo muy claro que ustedes son los que en cada área
especializada de trabajo me representarán, hablarán por mí y serán la imagen de
esta administración.
Y por ello, les exigiré
mucho y no aceptaré nada que no sea trabajo de excelencia, capacidad de diálogo
con la sociedad y verdadero compromiso por Yucatán.
Y aún más, hay un valor
que jamás toleraré que sea abandonado: El de la rigurosa honestidad.
Aquí asumo un verdadero
compromiso con la sociedad: Como lo dije en el debate televisado que todos los
ciudadanos de Yucatán pudieron ver, yo combatiré la corrupción
ferozmente.
De eso todos pueden estar
seguros.
Y tener un gobierno
austero y disciplinado no significará tener un gobierno distante o que se aísle
de la sociedad y se limite únicamente materias técnicas o
administrativas.
A final de cuentas, la
clave de un gobierno eficiente es la confianza pública, y ésta sólo se gana con
la inclusión.
Quiero decirlo con todas
sus letras: es mi intención no sólo gobernar para todos, sino construir un
gobierno CON todos.
A partir de este momento
quiero dejar abiertos todos los canales de diálogo con los grupos,
organizaciones y sectores representativos de toda la sociedad.
con los líderes
empresariales, con la sociedad civil, con Organizaciones No Gubernamentales, con
líderes religiosos, con fundaciones y patronatos, con líderes juveniles, con
productores del campo, con mujeres del campo y la ciudad, personas con
discapacidad, de la tercera edad, con migrantes yucatecos, y también con
residentes de otros países que viven en nuestro estado,  con todos aquellos que
quieran participar en la definición del nuevo rumbo de Yucatán.
 El gran ganador de la
inclusión, de la transparencia, de la rendición de cuentas, del debate y de la
crítica, es el gobierno.
Estoy convencido de que
la calidad de un gobierno depende directamente de la calidad del debate
público.
 Sólo las sociedades que
dialogan e incluyen pueden construir un lenguaje común y construir la
solidaridad y fraternidad que toda comunidad triunfadora, en cualquier parte del
mundo, siempre necesita.
 Óigase bien:
 Bajo mi mandato, en
nuestro estado, dialogar siempre será sinónimo de gobernar.
 Y con el deseo de ser una
sociedad triunfadora, suscribo el principio de un Yucatán profesional, que
genere empleo, que tenga una verdadera política de fomento económico, que le
apueste al turismo, como una de las bases más sólidas de nuestra dinámica
económica, a la exportación, a desarrollar su industria impulsando plataformas
logísticas, una en la Zona Metropolitana de Mérida y otra en el Oriente del
Estado.
 Un Yucatán con capital
humano de primera, con más becas para nuestros jóvenes, con apoyos para una
educación digital, con acceso a insumos básicos como computadoras para nuestros
niños, nuestros jóvenes, nuestros universitarios.
 Un Yucatán que pueda
competir y no sólo generar empleos, sino empleos bien pagados.
 Hay que decirlo con toda
honestidad: es cierto que somos la cuarta entidad con menos desempleo en el
país, pero los ingresos de los yucatecos se encuentran también entre los más
bajos de la Nación.
 Ya está demostrado que
somos gente trabajadora y emprendedora, tenemos una economía fuerte y dinámica,
ahora vamos a subirle la calidad, la productividad y la competitividad a nuestra
economía.
 Si el gobierno hace su
tarea, que es crear las condiciones para que los jóvenes, los hombres y las
mujeres sean productivos, y para que los inversionistas, los empresarios y los
comerciantes inviertan y generen empleos, de verdad vamos a solucionar la tarea
que más nos importa a todos.
 La gran tarea de
garantizar que el estudio, que el esfuerzo y el trabajo SÍ den el ingreso que
queremos para nuestras familias. Yo sí creo en ese camino, porque fue gracias a
las becas, gracias a la educación pública de calidad y gracias a las
oportunidades igualitarias para seguirse preparando, que un niño que nació en la
modesta Colonia Felipe Carrillo Puerto en Mérida, hoy sea el nuevo Gobernador de
Yucatán.
 El ideal de la educación
y el empleo sean la base de la movilidad social, sólo será cierto si
garantizamos el principio de un gobierno socialmente responsable.
 Y hoy por hoy, si
hablamos con toda franqueza y con toda honestidad, la responsabilidad social en
Yucatán debe empezar por atender cabalmente a nuestro campo.
 El campo en Yucatán
necesita una intervención urgente, no sólo del gobierno estatal y federal,
necesita también de los inversionistas y una reactivación de las fuerzas
productivas del sector social que están ahí, sembrando los campos, cuidando el
ganado, pescando todos los días en nuestros mares.
 En el campo yucateco
tenemos que tecnificar, por lo menos, 30 mil hectáreas en los próximos 6
años.
 Necesitamos una
estrategia integral de caminos saca-cosechas y de programas peso-a-peso, que le
devuelvan a los productores agrícolas y pecuarios la capacidad de decidir qué
necesitan y cuándo lo necesitan.
 Necesitamos incrementar
sustancialmente nuestra agroindustria.
 Y lo mismo hay que decir 
de la explotación de nuestros recursos pesqueros, porque ya es tiempo que uno de
los estados más ricos en recursos marinos empiece a dar a miles de familias la
calidad de vida que deberían de tener, de manera sustentable y con verdadera
visión de largo plazo.
 Se puede haber dicho ya
muchas veces, se pueden haber hecho ya muchas promesas con las familias del
medio rural, y quizá por eso quiero decirlo con todo valor y con toda
determinación: para hablar de justicia social, hay que empezar por hacerle
justicia a nuestro campo.
 Ésa es una de las ideas y
promesas más firmes que me guían como político y que me guiarán como
gobernador.
 Pero también es una de
mis ideas más firmes que la política social en Yucatán tiene que cambiar, tiene
que evolucionar para ser una política social activa, que no se limite a atender
la pobreza, sino que verdaderamente pueda prevenirla y evitar que se pase de
generación en generación
 Asumo a plenitud lo
dispuesto en el artículo 87 de la Constitución Yucateca: (cito)
 “Es función específica
del Estado…Ordenar las relaciones sociales hacia el fin que la convivencia deje
de ser pesada carga para la mayoría, adoptando como principio de justicia el que
cada quien debe cooperar al bienestar colectivo en la medida de sus fuerzas
físicas e intelectuales, y recibir en cambio, de la sociedad, lo bastante para
satisfacer sus necesidades”. Fin de la cita.
 Esta disposición legal,
que deslumbró al constitucionalismo internacional hace casi un siglo, por
interpretarse como la definición más acabada de justicia social, para mi hoy ni
es reminiscencia histórica ni norma en desuso: es una obligación legal y moral
que me palpita ante la realidad que enfrentan todos los días las familias
yucatecas que viven en condición de pobreza.
 Por ello vamos a
reorganizar nuestros mejores programas sociales, y a crear los que hagan falta,
bajo una sola estrategia integral y globalizadora.
 Un programa transparente,
que se pueda evaluar con claridad y que dé resultados que sean
duraderos.
 Porque la pobreza que se
perpetua es el gran enemigo de la democracia.
 Y la pobreza cuyo ciclo
no se puede romper, siempre será el gran obstáculo del desarrollo.
La pobreza desperdicia el
talento de miles de ciudadanos. Y ése es un lujo que en este Yucatán ya no
podemos darnos.
 Tampoco podemos darnos el
lujo de perder a hombres y mujeres en edad productiva, o de perder el talento de
niños o las memorias de nuestros adultos mayores por falta de infraestructura de
salud que crezca al mismo ritmo que el estado.
 Ya tenemos una cobertura
de casi el 100%, ahora será prioridad contar con servicios médicos de más
calidad y más accesibles.
 Construiremos 2 nuevos
hospitales en el interior del estado, apoyaremos el compromiso de vales de
medicina de Enrique Peña Nieto y garantizaremos la atención efectiva de las
urgencias médicas las 24 horas con unidades móviles en comunidades rurales.
 La responsabilidad social
en salud, en combate a la pobreza y en el campo, serán las prioridades del
Yucatán competitivo y triunfador que todos queremos.
 Pero de nada
serviría todo lo que he mencionado anteriormente, si no hubiese un gran
principio ancla; y para mí ese principio es tener un gobierno
realista.
 Un gobierno que no sueñe
una realidad inexistente o viva de un ideal inalcanzable.
 Creo, con Emilio Abreu
Gómez, que Canek dijo: (cito) “Los hombres de estas tierras deben ser más
exigentes y humanos, deben querer la mejor realidad; que es la realidad posible,
la que madura y crece en sus propias manos”. (Fin de la cita)
 Por eso comprometo un
gobierno que no ofrezca lo que no se pueda hacer, que no asuma gastos y
compromisos financieros que no pueda sostener.
Un gobierno que siempre
termine todo lo que inicia, un gobierno que entienda perfectamente que el
realismo es lo que le da seriedad y credibilidad.
 Un gobierno que hable con
la verdad y que sea capaz de asumir que la grandeza de una comunidad, de una
sociedad o de un estado, no se construye o reconstruye en 6 años.
 Mi administración
trabajará para cumplir bien en la etapa del desarrollo histórico, social,
cultural y económico que le tocará encabezar.
 Yo tendré, los pies bien
puestos sobre la tierra y exigiré que todo mi gabinete así los tengan.
 Cuidaré muy bien lo que
diga, y los ofrecimientos o compromisos que haga con la gente.
 QUIERO QUE LA CIUDADANÍA
VALORE LA PALABRA DE SU GOBERNADOR, PORQUE SIEMPRE PIENSO CUMPLIRLA.
 Son muchísimas las
acciones que vamos a tener que emprender en los próximos 6 años, para poder
citarlas o resumirlas en estos minutos.
 Los 227 compromisos
formalizados ante la ciudadanía entrañan un reto que hoy ratifico con gran
emoción.
 Son miles las obras
grandes y pequeñas que vamos a concretar en cada comunidad, en cada comisaría,
en cada municipio.
 Son cientos de miles los
jóvenes y los estudiantes, a los que habremos de becar y darles el apoyo que
necesitan.
 Confío en que serán
también miles las empresas, los negocios y las acciones emprendedoras, que se
pondrán en marcha o adoptarán una nueva dinámica.
Como también se qué serán
miles los empleos y las acciones de salud y de inversión que llegarán a
todos.
Pero hoy les digo que sin
duda, a lo largo del camino, encontraremos días difíciles: seguramente
afrontaremos tanto encuentros como desencuentros, pero sé que siempre habremos
de solucionarlos.
Porque venga lo que
venga, sé que vamos a avanzar.
Tenemos buenas bases
sobre las cuales seguir construyendo.
Bases que acumulan el
fruto del trabajo y esfuerzo de todas las generaciones que nos precedieron.
Tenemos una sociedad en paz.
Y porque confío en  que
la solución ante cualquier reto siempre empezará por sumar esfuerzos, declaro
como uno de mis deberes básicos ser un gobernador que construya un escenario de
diálogo social y político.
Yo NO creo en los
gobiernos que toman parte. Yo NO creo en los gobiernos que tienen amigos o
enemigos.
Yo creo en los gobiernos
que dejan florecer a la sociedad, que son abiertos y se constituyen en árbitros
neutrales y serenos del concierto de una comunidad.
yo creo en un gobierno
que genere condiciones para que cada yucateco se desarrolle al máximo en sus
aspiraciones, que marque el rumbo, pero no imponga visiones unilaterales ni
avasalle opiniones divergentes.
Yo aspiro a materializar
todos los días el ideal público de convertir la voluntad del pueblo en actos de
gobierno, porque hacer lo contrario resulta moralmente imposible.
Por eso quiero dejar,
desde este momento, muy bien definida la esencia de mi credo
político.
Creo en la Democracia,
pero creo más en los resultados que resuelven los problemas de la
gente.
Creo en la libertad como
un estado del espíritu que se cumple en la conciencia de cada persona y que el
gobierno debe respetar plenamente.
Creo en la tolerancia,
creo en dar siempre el primer paso de buena voluntad y nunca caer en la
intransigencia.
Creo en la cultura del
esfuerzo, pero más en la cultura del éxito que nos haga recordar siempre que en
la esencia de cada yucateco hay genes de grandeza heredados de nuestra Gran
Cultura Maya.
Creo en Ustedes, en la
fortaleza de espíritu de la gente que vive, trabaja y se esfuerza todos los días
por su estado, que confía y apuesta su futuro en nuestro territorio.
Pero por encima de todo,
CREO EN YUCATÁN, en lo que es y lo que ha sido, en mi patria chica, mi tierra
provinciana, en su futuro promisorio que se basa en la unidad y el trabajo de
todos sus hijos, en sus grandes potencialidades, tangibles e intangibles, que
brotan generosamente por todos lados, listas para ser desarrolladas por todos
nosotros, en unión y armonía.
CREO EN YUCATÁN, como
diría el poeta, por ser el alto de mi marcha y el punto de partida de mi
impulso.
Por eso hoy, que he
rendido formal compromiso constitucional como Gobernador del estado, reafirmo mi
más elevado credo personal, político e institucional:
YO CREO EN
YUCATÁN.
Esas son las grandes
certezas, los grandes trazos de lo que se puede esperar de mi gobierno, a partir
de los cuales los invito a que empecemos a trabajar con gran entusiasmo y
renovada ilusión.
Porque hay una gran
motivación que redescubrí y que hice mía a lo largo de esta campaña a la
gubernatura por los interminables caminos del Mayab: la motivación del optimismo
perenne, de la sólida esperanza que siempre hay en la gente de
Yucatán.
La esperanza del
campesino que con el rostro ajado por el sol y el alma curtida por todo lo
vivido, decidió volver a creer en las promesas que le hizo su candidato, y por
eso hoy él me ha convertido en su Halach Uinic.
El optimismo que me
contagian jóvenes, universitarios, profesionistas, empresarios creadores de
empleos, hombres y mujeres trabajadores, que me dieron su respaldo y con ello
depositaron en mí su bien más preciado: la esperanza de un mejor
mañana.
La tranquilidad serena de
madres y padres de familia que decidieron que valía la pena darme su apoyo para
que sus hijos tuvieran oportunidades reales de bienestar y desarrollo en la
vida.
A todos ellos, y en
general a todo el pueblo de Yucatán, hoy les digo:
Estoy consciente de las
elevadas expectativas que hay sobre mi gobierno, el que hoy inicio. Asumo plenamente cada expectativa, las
individuales y las colectivas.
Asumo el reto
plenamente.
Lo hago con la conciencia
que no les puedo fallar.
NO LES VOY A
FALLAR.
Y a los yucatecos que por
diversas razones el desánimo les ha minado el espíritu hoy les digo: Vale la
pena creer en nosotros mismos, en la fuerza de nuestro origen, de nuestra unidad
y de nuestra capacidad de trabajo
A todos ellos, a todos
los que a pesar de tener nublada el alma no se han dado ni se darán por
vencidos, les digo que nos va a ir bien.
Nos va a ir bien a todos,
nos va a ir bien como sociedad, como una comunidad orgullosa de su identidad y
de sus logros.
Nos va a ir bien como un
pueblo que conoce y entiende bien su lugar en el mundo.
Nos va a ir bien porque
vamos a trabajar muy duro y en unidad, a pesar de cualquier obstáculo que nos
pueda generar inquietud, incertidumbre o inclusive temor.
Yo recuerdo que mi padre
me decía: “El que tenga miedo, que se quede en su casa”.
Y para mí, esa frase
significa que por grandes que sean nuestros retos, NO podemos permitir que nos
paralicen.
NO hay que permitir que
nuestras preocupaciones o desafíos, por más difíciles que parezcan, nos
atemoricen o dividan.
Por complicados que sean
nuestros problemas o por exigentes que sean los triunfos que queremos alcanzar,
NO podemos desviarnos de la ruta que es de todos y que es la
correcta.
No podemos quedarnos
quietos o buscarle atajos al desarrollo. Hay que ser dinámicos y decididos,
constantes y valientes.
Que nunca más nos mueva
la nostalgia por los tiempos pasados que muchas veces consideramos mejores.
Atrevámonos a romper paradigmas ya rebasados por la realidad.
Que nos impulse la
esperanza por un futuro de éxito que está ahí, a la vista, listo para ser
conquistado por nosotros.
Yo hoy les convoco a que
juntos como pueblo, unidos, trabajando sin descanso, cada quien desde su
trinchera, sin temores ni complejos nos lacemos vigorosos al abordaje de nuestro
propio destino.
Hoy en Yucatán no es
tiempo de titubeos, no hay lugar para enfrentamientos ni menos espacio para el
desánimo.
Con esa convicción asumo
el compromiso de gobernar brindándole certeza a quien tenga dudas, construyendo
armonías donde haya conflictos, pero sobre todo, devolviéndole la esperanza a
quien hoy tenga desaliento, reivindicando la fe en la grandeza de nuestro
pueblo.
Porque a partir de hoy,
precisamente hoy, y por los próximos seis años, nadie puede quedarse al margen,
todos tenemos que lograr que ahora más que nunca, éste sea el TIEMPO DE
YUCATAN.
QUE VIVA
YUCATÁN!!