El tatuaje de una lágrima «lo delata» como homicida

Siete años después del crimen de un taxista meridano, en los próximos días será condenado el albañil Edgar Josué Casanova Herrera (a) “Queiroz”, uno de los presuntos responsables del asesinato, mismo al que su esposa lo entregó a la policía.

Ayer se realizó la diligencia de vista pública, en la que se le notificó del próximo fallo por el delito de homicidio calificado y robo cometido en pandilla.

La sentencia estará a cargo del juez segundo penal del sistema tradicional, Luis Armando de Jesús Mendoza Casanova.

En el expediente se indica que Casanova Herrera habría asesinado, junto con otros dos sujetos, al taxista de la UTI José Jesús Vázquez Pérez en calles del fraccionamiento La Herradura, de Ciudad Caucel.

Lo mataron para robarle, ya que necesitaban comprar droga y no tenían dinero.

Sin embargo, durante el juicio, el sujeto insistió en que no mató al taxista, pero llamó la atención que coincidentemente después del crimen, se tatuó en el párpado inferior izquierdo una lágrima, que en el argot carcelario y en el bajo mundo significa que ya ha cobrado una vida humana.

Ante ello, no es seguro que sea condenado como culpable, pues no todas las pruebas lo incriminan.

Este homicidio se descubrió cuando Mayra Asunción Ontiveros Peña, esposa del albañil, decidió no callar más, pues es adicto a la mariguana y la amenazaba constantemente con matarla junto con su hijo.

En agosto del 2015, ella acudió a la Fiscalía y delató al sujeto, con lo que los policías reabrieron el expediente del homicidio del taxista José Jesús Vázquez.

Aún permanecen prófugos Fernando Jesús Méndez López (a) “Renzo” y otro sujeto apodado “El Pelón”.

El día de los hechos, el 20 de enero de 2012, los tres se reunieron en casa del cuñado de Edgar Josué, en la colonia Bojórquez, donde fumaron mariguana y se embriagaron.

Como se les acabó la droga y el alcohol, decidieron salir a la calle a asaltar a alguien y alrededor de la una de la madrugada, sobre la Avenida Canek le hicieron la parada a un taxi, manejado por quien sería su víctima, a quien le pidieron que los llevara a Ciudad Caucel.

“Queiroz” se sentó en la parte trasera izquierda, “El Pelón” se fue de copiloto y “Renzo” en el asiento trasero derecho.

A la altura de la calle 49 entre 60 B y 62, de “La Herradura”, le pidieron al taxista que se detuviera y con un trapo, presuntamente Casanova Herrera estranguló al chofer, mientras los otros lo sujetaban y golpeaban.

Se apropiaron de 1,200 pesos y huyeron dejando abandonado el cuerpo.

Durante el juicio, el albañil dijo que el día que murió el taxista él estaba en casa de su cuñado y hasta ese sitio llegaron sus coacusados, a los que no conocía, pero que le pidieron ‘chance’ de entrar a fumar mariguana.

Escucho durante la tertulia que “Renzo” hablaba de matar a alguien y al poco rato se fueron los dos desconocidos.

Retornaron después y se percató que ya tenían dinero, incluso ya habían comprado más droga y cervezas.