Jueza se impone y niega la libertad del chiapaneco que esclavizaba a su mujer

Pese a que su mujer pidió que se le dejara libre, el chiapaneco Gabriel Godínez Pérez seguirá su proceso en prisión, por haberla humillado y golpeado estando embarazada.

Esto debido a que la juez del caso no accedió a la petición de la agredida, la también chiapaneca Guadalupe Viviana López Ramírez, quien en días pasados acudió a los tribunales para otorgar el perdón legal al acusado.

Como informamos, la mujer dijo ante la juez que no quiere seguir el proceso, que desea regresar a Chiapas, argumentando que las diligencias le ocasionan problemas laborales, además de que le causa estrés y esto es perjudicial para su embarazo

Por lo tanto, solicitó la liberación de su marido pese a que la mantenía incluso encerrada en un hotel de esta ciudad.

Sin embargo, en esta ocasión la juez de control Suemy del Rosario Lizama Sánchez impuso su autoridad y no accedió a la petición de la mujer, de manera que decidió seguir el proceso contra el agresor.

La juez le hizo saber que el delito se perseguía de oficio, de manera que aunque le otorgara el perdón, él seguirá preso, pues las autoridades hacen suya la denuncia.

Ante ello, la juez se impuso y decidió seguir con el proceso, incluso dio un plazo de tres meses para el cierre de la investigación.

El acusado aún puede buscar una salida alterna y recibir una condena menor si se declara culpable.

En este caso, como publicamos, la pareja se conoció hace un año en Tapachula, Chiapas, y empezaron a vivir en unión libre, pero al poco tiempo él comenzó a agredirla de manera física, verbal y psicológica, incluso la aisló de su familia, amigos y del hijo de la víctima.

En febrero, a través de un vecino se enteraron de un trabajo en Mérida, en donde les daban viáticos de comida y hospedaje en el hotel “Tierra del Sol”, por lo que dos días después llegaron y se hospedaron en el citado negocio, ubicado en la calle 69 entre 70 y 72 del Centro.

Sin embargo, ni una semana tardaron en el lugar y el sujeto comenzó a agredirla e insultarla a diario, incluso se llevaba la llave del cuarto para que ella no saliera, al grado de que no la dejaba dormir temprano, pues hacia ruido deliberadamente.

A veces no la dejaba comer y arrojaba los alimentos al suelo, además de que delante de sus compañeros le decía que lo tenía harto, la insultaba y le hacía desplantes.

Los hechos se desbordaron el 17 de marzo, cuando él estaba ebrio y comenzó a darle golpes y patadas, al grado que pretendió ahorcarla, lográndose ella soltarse mordiéndole el brazo.

Por fortuna logró pedir ayuda a gritos, lo que permitió que él fuera detenido por elementos de la Policía Municipal de Mérida.