PROGRESO.- Mientras Julián Zacarías se entretiene con sus dinosaurios de juguetes en el fracasado Sendero Jurásico, la delincuencia se pasea en Progreso como Pedro por su casa, sin que las autoridades municipales puedan ponerle un freno.

Los robos siempre están a la orden del día, pero han aumentado en estos días en que llega mucha gente a establecerse en las casas veraniegas.

Hace unos días ocurrieron tres robos en una misma noche, incluyendo una casa veraniega ubicada en la avenida Líbano del puerto, donde los ladrones robaron más de 80 mil pesos entre celulares y dinero en efectivo.

De acuerdo con lo que se informó, los ocupantes de la casa veraniega llegaron el viernes y el sábado por la noche se enfiestaron, algunos se quedaron en la playa durmiendo y otros entraron a la vivienda, pero no cerraron las puertas.

Lamentable error en tiempos del inseguro Progreso de Zacarías, que solo busca obras de relumbrón que lo impulsen hacia su sueño guajiro de ser gobernador, pero descuida lo más elemental para la gente, que es su seguridad.

Ya no son los tiempos en que uno podía llegar tranquilamente a su casa veraniega en Progreso y confiarse, pues la delincuencia está descontrolada en el puerto, a tal grado que la SSP tendrá que entrarle al quite e instalar más cámaras de seguridad.

Desde principios de año Progreso se convirtió en una isla de inseguridad en medio del tranquilo Yucatán. El primer día del año hubo un ejecutado y a los pocos días balacearon una casa. Zacarías corrió al director de la policía, pero ni eso calmó la inseguridad, que se fue acrecentando a niveles insospechados, con ejecutados, droga recalada, asaltos, persecuciones al estilo Cancún, hostigamiento a turistas en los malecones y muchas más.