La Fiscalía atada de manos en el caso del matapolicías liberado
La Fiscalía General de Justicia se enfrenta a difícil panorama en la liberación del matapolicías José Rafael Huchim Kuk, pues carece de recursos legales para combatir el fallo.
La FGE informó que en segunda instancia no procede el recurso de casación para dejar sin efecto la exoneración.
Sólo un amparo directo, que provendría de alguna de las partes afectadas, podría hacer que se reponga el procedimiento en contra del ex militar, que a causa de polémico fallo del Segundo Tribunal de Juicio Oral quedó en libertad por una supuesta falta de pruebas.
En Tecoh, donde ocurrieron los hechos criminales que se atribuyen a Huchim Kuk, y comunidades vecinas, donde también son conocidos sus desmanes, han surgido muestras de enojo contra los novatos jueces Verónica de Jesús Burgos Pérez, Níger Desiderio Pool Cab y Sergio Marfil Gómez, a quienes se califica de «timoratos y corruptos».
Al estar la Fiscalía atada de manos, ahora corresponde proceder a la viuda del policía cuya muerte se atribuye a Huchim Kuk, la señora Martina May Euán, quien poría recurrir a un amparo para revertir este fallo.
Según versiones, varios abogados han manifestado la intención de ofrecerle asesoría a fin de que el crimen no quede impune. Incluso el propio Colegio de Abogados podría apoyarla.
También pude recurrir al amparo directo el dueño del minisuper “El Halcón Centenario”, que denunció el delito de robo con violencia.
Numerosas críticas han surgido contra los jueces, porque fueron excesivamente exigentes al momento de analizar las pruebas, y fueron descartando las que que presentó la Fiscalía.
Por ejemplo, las balas de 9 milímetros, guantes y pasamontañas hallados en el interior del vehículo, pues aparentemente estas pruebas fueron recopiladas de manera ilegal.
Entre sus argumentos para liberar a Huchim Kuk están que nadie le vio la cara porque utilizaba un pasamontañas; que no se presentó la pistola con la que abatió a tiros al agente Adalberto Chablé Chan, quien estaba desarmado, y que la piedra que arrojó un testigo contra el vehículo en el que huyó el asaltante no tenía rastros de pintura.
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