Muchas cosas de los políticos molestan a los ciudadanos, entre ellas la doble moral y la falta de congruencia, y de ambas cosas los panistas son maestros.

A continuación ofrecemos cinco cosas que los meridanos detestan del candidato panista a la alcaldía de Mérida, Mauricio Vila Dosal:

1.- Que en su planilla haya gente como Claudia Canto Mézquita. Ha sido una verdadera trapecista en las últimas administraciones municipales, donde ha ocupado los cargos de tesorera y regidora. Lo peor es que ahora busca repetir como edil buscando el fuero que proporciona un cargo de elección popular. ¿Será que algo teme luego de su paso por la Dirección de Finanzas en la agonizante gestión municipal de Renán Barrera?

2.- Que en su planilla haya gente como Rommel Uribe Capetillo. Le llaman el poder tras el poder en las administraciones panistas. Gente muy cercana al ex alcalde Luis Correa Mena, a tal grado que renunció al PAN cuando el hijo de Correa Rachó se distanció de las filas panistas. Sin embargo, el poder siempre le ha atraído a Rommel Uribe, aunque más bien deberíamos decir los negocios que se hacen tras el poder.

3.- Que en su planilla haya gente como José Luis Rodríguez Semerena. Un neopanista, es decir, aquellas personas que se acercaron al PAN cuando este partido ya detentaba el poder. Nunca ha hecho campaña, su panismo le surgió del amor al presupuesto. No es panista de aquellos que picaron piedra para que el PAN en su momento llegara a detentar los tres niveles de gobierno. Sin embargo, siempre ha estado en primera fila de los puestos públicos.

4.- Que como candidato Mauricio Vila haya sido secuestrado por las mafias que bailan alrededor del PAN. De ser un aspirante espontáneo y fresco, hoy permanece preso de las decisiones (muy malas por cierto) de estos grupos que por años han mamado del presupuesto de las administraciones panistas, haciendo millonarios negocios.

5.- Que ya desde ahora exista una barrera entre Vila y los ciudadanos, una barrera invisible pero sensible que le han creado los grupos que lo mantienen secuestrado, todo con el afán de mantener sus privilegios. Según comentan los ciudadanos, antes de que formalmente fuera candidato, Vila era muy espontáneo y se acercaba a platicar con los ciudadanos, pero ahora se muestra parco en saludos, siempre está corriendo y se le ve muy estresado, temeroso de que las personas se le acerquen porque tiene miedo que le vayan a pedir algo.