Le quisieron robar el queso y él les ofreció horchata

José Rafael nunca ha ido a un curso de superación o para emprendedores, pero mediante su sencilla visión de la vida se ha convertido en maestro de la teoría de ¿Quién se comió mi queso?

Durante muchos años ser trovador y bohemio le permitió conseguir el sustento diario desde que era muy joven, prácticamente adolescente.

Su fiel guitarra lo llevó a conocer los mejores hoteles y restaurantes de Mérida, así como de Cancún y la Riviera Maya, en Quintana Roo, e incluso en Champotón y Ciudad del Carmen, en el otro estado hermano de la Península.

También le cantó por encargo a muchas novias de la capital yucateca, lo mismo que a innumerables madres cada 10 de mayo y a las Lupitas, tanto de carne y hueso como las inmortalizadas en la tilma de Juan Diego, cada 12 de diciembre.

Sin embargo, como el mismo José dice, todo por servir se acaba y de unos años a la fecha los contratos comenzaron a bajar, las presentaciones se hicieron más espaciadas y los enamorados se olvidaron del romanticismo.

La crisis económica puso más obstáculos al trovador. Ya con una familia que mantener, recordó que en una ocasión había aprendido a elaborar horchata de arroz.

Con ese conocimiento empezó a preparar el concentrado para venderlo entre parientes y conocidos en botellas de litro. Pronto comenzaron a llegarle más pedidos y la producción se empezó a multiplicar gracias a que también cuando viaja fuera de Mérida aprovecha llevar su producto para darlo a conocer.

queso

Cuando se hizo la entrevista estaba recién llegado de Champotón, a donde fue a llevar un pedido de 30 litros de horchata para un restaurante, y regresaba feliz porque había conseguido colocar más producto.

Estaba acompañado de su guitarra, a la que lleva siempre porque lo saca de apuros cuando se queda sin dinero, pues basta con entrar a un restaurante, cantar unas canciones y recolectar propinas.

Su próxima meta es conseguir un molino para que ya no tenga que ir al centro de la ciudad para hacerlo en un establecimiento que funciona en el área de los mercados.

Cada vez que prepara el producto compra 20 kilos de arroz y 10 de azúcar. Otro ingrediente que le agrega es almendra, pues ahora maneja dos presentaciones de horchata, la «normal» y la almendrada. Obviamente esta última, por el ingrediente extra, tiene un precio adicional.

Una vez obtenida la mezcla, regresa a casa donde se encarga de envasar el producto para distribuirlo entre su creciente cartera de clientes.

Ahora con tu nueva actividad, ¿cómo te definirías?, le preguntamos. ¿Como el trovador horchatero o como el horchatero trovador?

José Rafael suelta la carcajada y dice: «Pues al gusto del cliente, aunque los dos oficios me van bien, pero lo principal es que me dan de comer».

Así es, sin proponérselo aplicó a la perfección la teoría de ¿Quién se comió mi queso? Al ver que la trova ya no rendía lo suficiente, no le tuvo miedo al cambio y ahora es un miniempresario.

«Yo creo ahora ya soy más horchatero que trovador», rectifica José. «Pero eso sí, a mi niña (por su guitarra) no pienso colgarla nunca», advierte mientras se despide y se baja del autobús.

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