Mérida vive un ‘mini-fobaproa’

La dificultades económicas, combinadas con la carrera alcista del dólar, están propiciando que los meridanos vivan un «mini-fobaproa», es decir, que muchos no hayan podido cubrir compromisos crediticios que se vencieron en los último días de julio o los primeros de este mes.

La situación es generalizada y afecta por igual tanto a los sectores más bajos como a la clase media y la alta.

La situación se complica en esta temporada, porque habitualmente las vacaciones suelen aletargar el movimiento financiera, ya que la economía que gira alrededor de las actividades escolares se detiene.

Tarjetas de crédito, préstamos automotrices, créditos al consumo y plásticos de casas comerciales están batallando para que sus clientes les paguen.

Sin embargo, la situación afecta también a la gente que recurre a bancos populares como Famsa, Bancoppel y Elektra, así como también a cajas de ahorro y financieras.

Incluso se han visto afectados los aboneros y las señoras que realizan mutualistas, que se cansan de dar vueltas y casi siempre salen con las manos vacías, ante la falta de liquidez de sus clientes.

No se espera que la situación mejore mucho con el regreso a clases, pues los padres que tienen hijos en escuelas tendrán que hacer un gasto fuerte y seguirán arrastrando pagos.

En medio de esta difícil situación económica, los que están haciendo su agosto son los departamentos de cobranza, pues se frotan las manos para cobrar recargos y comisiones a los clientes que se atrasan aunque sea un día en sus pagos, lo que ha propiciado que muchos usuarios de sus servicios les recrimen su falta de solidaridad para sobrellevar la pesada carga económica que afecta a los mexicanos en general.