Niega haber matado a un taxista, pero el tatuaje de una lágrima ‘lo delata’

Al rendir declaración preparatoria, el albañil Edgar Josué Casanova Herrera (a) “Queiroz”, quien habría ultimado, junto con otros dos sujetos, a un taxista en 2012, negó los hechos y culpó a sus amigos prófugos.
Confirmó que su esposa Mayra Asunción Ontiveros Peña fue quien lo incriminó ante las autoridades, pero consideró que no fue voluntariamente, sino que la obligaron a decirles que él había matado al taxista de la UTI José Jesús Vázquez Pérez en calles del fraccionamiento La Herradura, de Ciudad Caucel.
Pese a que insistió en que no mató al taxista, llama la atención que Casanova Herrera, quien tiene tatuados ambos brazos, en el párpado inferior izquierdo tiene dibujada una lágrima, que en el argot carcelario y en el bajo mundo significa que ya ha cobrado una vida humana.
Como informamos ayer, el albañil fue detenido luego de que su esposa, cansada de los malos tratos y las amenazas de muerte del sujeto, acudió ante las autoridades para delatarlo como autor del crimen, perpetrado el 20 de enero de 2012.
La autoridad sostiene que ese día el albañil, junto con Fernando Jesús Méndez López (a) “Renzo” y otro sujeto apodado “El Pelón”, mataron al taxista tras reunirse
en casa del cuñado de Edgar Josué, en la colonia Bojórquez, donde fumaron mariguana y se embriagaron.
Como se les acabó la droga y el alcohol, decidieron salir a la calle a asaltar a alguien y alrededor de la una de la madrugada, sobre la Avenida Canek le hicieron la parada a un taxi, piloteado por quien sería su víctima.
Lo mataron estrangulándolo en la calle 49 entre 60 B y 62, de “La Herradura”, donde abandonaron el cuerpo tras robarle $1,200.
Sin embargo, en su declaración preparatoria, el albañil dijo que el día que mataron al taxista estaba en casa de su cuñado y hasta ese sitio llegaron sus coacusados, a los que no conocía, pero que le pidieron ‘chance’ de entrar a fumar mariguana.
Escucho durante la tertulia que “Renzo” hablaba de matar a alguien y al poco rato se fueron los dos desconocidos.
Retornaron después y se percató que ya tenían dinero, incluso ya habían comprado más droga y cervezas.
Dijo que su esposa fue detenida junto con él y cree que la obligaron a incriminarlo.