Murió como vivió: pegado a la botella
Héctor Santiago Dzul, bebedor consuetudinarió, murió ayer pegado a la botella, como vivió los últimos años.
Un infarto lo sorprendió al salir de su casa con la botella de licor en la mano.
Tenía 59 años, pero los últimos 10, según su hijo Víctor, lo pasó embriagándose todos los días.
El cuerpo de Héctor quedó tirado en la calle 25 con 24 de la colonia Manuel Crescencio Rejón, aledaña al aeropuerto meridana.
Junto al cuerpo quedó la botella de licor barato que el hombre había comprado para embriagarse una vez más con otras personas con la misma afición.
Caminaba por la calle mala, con su botella agarrada, cuando se desvaneció y falleció.
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