Con 35 puñaladas José Ángel Merino Bautista acabó con la vida de su madre María Inés Jovita Bautista Díaz, y con otras nueve, todas en el cuello, envió al otro mundo a su hermana Claudia Estefanía Marino Bautista.

Para cometer ambos crímenes, el adolescente de 15 años contó con la ayuda de su novia Monserrat González, de 14.

El motivo del doble homicidio fue porque las mujeres se oponían a que ambos menores de edad vivieran como pareja, por considerar que eran demasiado jóvenes para ello ya que todavía estaban estudiando en el colegio «Santo Tomás de Aquino».

Actualmente ambos están internados en el Ceama, luego de ser imputados por los asesinatos de María Inés, de 46 años, y Claudia Estefanía, de 18.

Los cuerpos fueron entregados ayer al padre y viudo José Ángel Merino de la Torre, quien llegó procedente de Ciudad del Carmen, Campeche, donde trabaja como petrolero. Se supo que serán sepultados este domingo en el Cementerio de Xoclán.

Producto de la investigaciones trascendió que las familias de ambos adolescentes implicados en el doble asesinato rinden a la «Santa Muerte», lo que arroja un elemento más para indagar el origen de la tragedia.

José Ángel decía que escuchaba voces que interpretaba como señales que le daba la «Santa Muerte» sobre cómo proceder. El adolescente sufre esquizofrenia.

También en esas investigaciones se determinó que en la carta en la que el joven pide perdón por los crímenes la caligrafía corresponde a una mujer, es decir, que fue escrita por Monserrat González.