Guerrilleros dejan los fusiles por amor: los casa la policía
Ante la prohibición de matrimonios en las filas de su grupo maoísta, una pareja de insurgentes indios abandonó las armas por amor y el fin de semana sellaron su idilio en una inusual boda con más de 10.000 invitados, en la que la Policía, a la que pronto se integrarán, hizo de anfitriona.
Hasta hace poco, Koshi Markam era guerrillera rasa de un grupo maoísta y su ya esposo, Lakshman Podiyal, subcomandante en una formación del mismo tinte en una localidad severamente golpeada por la insurgencia en el estado de Chhattisgarh, en el este del país.
«Antes luchábamos contra la Policía y luchábamos por los maoístas. Nuestros superiores no aprobaron nuestro amor, así que nos entregamos y ahora la Policía nos ha casado», explicó Podiyal a periodistas ante el interés mediático generado.
En uno de los dos tipos de guerrillas maoístas que operan en Chhattisgarh, concentrado en las áreas fronterizas con el vecino estado de Andhra Pradesh, los matrimonios están permitidos, explicó a Efe el superintendente de la Policía de Jagdalpur, donde tuvo lugar la boda, R.N. Dash.
No obstante, Markam y Podiyal pertenecían a los denominados maoístas «locales», a los que se les prohíbe casarse y en muchos casos son sometidos a vasectomías o métodos similares en el caso de las mujeres, agregó.
En esta encrucijada, ambos escogieron el amor sobre la lucha y recientemente depusieron las armas para unirse en matrimonio.
Los policías a los que hasta 2015 trataban de hacer volar por los aires se convirtieron el pasado sábado en anfitriones de su enlace, en una multitudinaria ceremonia en la que no faltaron coloridos trajes, tamborileros y bailes, según muestran imágenes difundidas por medios locales.
Ella, envuelta en un llamativo sari rosa y verde, y él, ataviado con un tradicional turbante fucsia a juego con el de un grupo de invitados, estuvieron acompañados de más de 10.000 personas, según detalló el superintendente policial.
Muchos de los asistentes eran policías, algunos presentes como invitados y otros de servicio para velar por la «seguridad» durante las celebraciones, agregó.
La Policía adoptó, además, un papel generalmente reservado a las familias y ayudó en la organización del evento por parte del novio, mientras que la chica fue apoyada por la ONG Samajik Ekta Manch.
Y es que los recién casados están «siendo reclutados» y pronto pasarán a formar parte de las filas de las fuerzas de seguridad.
El inspector general de la Policía de Bastar, distrito al que pertenece Jagdalpur, S.R. Kalluri, indicó a Efe que la iniciativa forma parte de una política de rehabilitación por la que se ofrecen puestos policiales a eximaoístas en base a sus «méritos».
Muchos de ellos, dice, son ahora agentes y algunos, incluso, han alcanzado rangos superiores.
Sólo en Chhattisgarh, al menos una decena de maoístas murieron en lo que va de 2016, mientras que el pasado año la violencia insurgente se saldó con unos 120 muertos en la región, entre ellos 34 civiles y 41 miembros de las fuerzas de seguridad, según datos del Portal de Terrorismo del Sur de Asia.
Esta guerrilla, conocida localmente como «naxalita» y que busca imponer una revolución agraria de corte maoísta, nació de una revuelta en una aldea del estado oriental de Bengala en 1967.
Tras ser reprimida por el Gobierno regional, se trasladó a estados cercanos, entre ellos Chhattisgarh, y hoy está activa sobre todo en el llamado «cinturón rojo», una franja de territorio que recorre el centro y el este de la India.
«El mensaje que queremos enviar es que si (los maoístas) quieren abandonar las armas, serán bienvenidos», sentenció el inspector general sobre la boda de este fin de semana.
Fuente: Locomundo
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