Yucatecos cumplen tradición de comer tamales
La tradición de comer tamales en el Día de la Candelaria ya forma parte de los usos y costumbres de una gran cantidad de yucatecos que hoy se volcaron a los principales puntos de venta del platillo que forma parte de este festejo.
En México en el Día de la Candelaria se acostumbra que, quien obtuvo el niño oculto en la rosca de reyes, haga un convivio basado principalmente en tamales, costumbre que se ha arraigado en Yucatán debido a la inmigración de familias de otros puntos del país, principalmente de la Ciudad de México.
Para Juan Salas Valdez, propietario de una de las principales marcas de tamales en Mérida, el “boom” de la Candelaria en esta entidad y en especial en la capital yucateca viene de hace cinco años, cuando cada 2 de febrero los pequeños tumultos alrededor de su negocio se convertían en largas colas.
“Poco a poco empezó a crecer el número de clientes, pero de cinco años a la fecha la diferencia entre un 2 de febrero y un día normal de ventas se ha vuelto radical”, explicó en entrevista.
Expuso que en un día normal puede llegar a vender unos 600 tamales de diversas variedades y hoy esperaba colocar por lo menos tres mil piezas de las diferentes variedades que ofrece en su puesto, ubicado en las inmediaciones del Monumento a la Patria de esta ciudad.
“Sin duda, el arribo de gente de otros estados ha influido en que esta costumbre se arraigue en Yucatán, primero fueron sólo las roscas de Reyes y ahora ya es el paquete completo, las roscas el 6 de enero y sus respectivos tamales el 2 de febrero”, añadió.
Sin embargo, aclaró que a diferencia de otras partes del país los yucatecos prefieren consumir los tamales hechos ahora sí que al estilo yucateco, conocidos popularmente como “vaporcitos”; algunos de los cuales se preparan con xpelón, leguminosa muy popular en estas tierras o bien los tradicionales tamales “colados”.
“Ahí sí los yucatecos prefieren los yucatecos, y aunque este día también vendo muchos tamales estilo México (de rajas, dulce, chile, rojos y verdes), los primeros que se acaban son los vaporcitos”, subrayó Salas Valdez, cuyo puesto tiene más de 36 años operando en este sitio.
Otra diferencia, continuó, es que la gente no acompaña los tamales con atole, como es la tradición original y prefieren degustarlos con bebidas embotelladas y/o café.
Otro negocio que tuvo una demanda fuera de lo normal fue una lonchería que también es famosa en esta ciudad por el sabor de sus vaporcitos, donde según los encargados del sitio este día ya habían vendido y en tiempo récord más de tres mil piezas, cuando en un día común venden entre 400 y 500 tamales.
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