33 años de cárcel por matar a veterano abogado

El Juzgado Primero Penal sentenció a 33 años de cárcel al enfermero Rodolfo Arturo Martínez Gasca, al ser hallado responsable de asesinar de 27 martillazos y cuchillazos al abogado Felipe Augusto Valencia Bellavista (a) “Boiler”, de 65 años de edad.
La titular de ese tribunal, Rubí González Alpuche, también le impuso el pago de un millón 231,282.80 pesos por concepto de reparación del daño ocasionado y los gastos funerarios.
La sentencia es superior a la media sin llegar a la máxima de 40 años, por la saña con la que se perpetró el crimen.
El móvil del crimen, que ocurrió el 11 de octubre del 2013, fue el robo, ya que el sujeto obtuvo 21 mil pesos por la venta de los muebles antiguos que se encontraban en casa del ahora occiso, por el rumbo de Santiago.
Un año antes, el indiciado conoció a su víctima, a quien saludaba cada que pasaba por su predio, lo que derivó en una amistad que acrecentó acudiendo por las noches a su casa para platicar o jugar a las cartas.
Un mes antes del crimen, el enfermero se quedó sin empleo, por lo que carecía de recursos para cubrir sus necesidades.
El 10 de octubre por la noche se presentó en casa de Valencia Bellavista, quien le abrió la puerta tras pensar que se trataba de una de tantas visitas, al tiempo en que lo invitó a jugar barajas.
Sin embargo, el enfermero sacó de entre sus ropas un martillo y lo golpeó en la cabeza, a tal grado que se rompió, infiriéndole varias lesiones, hasta que verificó que su víctima dejó de moverse y procedió a clavarle un cuchillo que también llevaba consigo.
Por la mañana llamó a una casa de antigüedades, donde se identificó con el nombre de “Luis Gasque” e informó que ya había decidido vender sus muebles.
Empleados del negocio fueron al predio y tras recibir el dinero, el sujeto dijo tener prisa por lo que dejó a los de la tienda embarcando los muebles, momento en el que el vecino José Eduardo Solís Novelo se le acercó a preguntar por qué estaban sacando las cosas, obteniendo como respuesta que era nieto de don Felipe, que había fallecido de un paro cardiaco, al tiempo de confirmarle que ya había vendido los muebles y haría lo mismo con la casa.
Sin embargo, el vecino sabía que el hoy occiso no tenía hijos y menos nietos, de manera que llamó a la Policía Municipal que detuvo a los de la tienda de antigüedades, que ayudaron a dar con el paradero del criminal.