Asesinos de Rafael Aristi tendrán 8 meses para ‘negociar’ su sentencia

En lo que se resuelve el juicio, se quedarán ocho meses presos Yesón Alejandro Pineda y Jesús Enrique Magaña Flores, detenidos la semana pasada por la muerte del joven Rafael Aristi Gasque.

Así lo resolvió el juez Segundo de Control, del Centro de Justicia Oral de Mérida, que les sigue proceso por el crimen perpetrado el pasado seis de noviembre en un predio de la colonia Roma, donde fue encontrado el cuerpo de la víctima.

La Fiscalía General del Estado aportó los datos de prueba que permitieron al Juez ratificar la medida cautelar de prisión preventiva y ampliarla a ocho meses y fijar además un plazo de cierre de investigación de dos meses.

Ello no significa que solo estarán en la cárcel ocho meses, sino que en ese lapso se definirá si hay juicio oral o si ambos se someten a algún otro procedimiento, como el abreviado, sobre todo ahora que está de ‘moda’ y por el cual los homicidas aceptan su culpabilidad a cambio de sentencias irrisorias, de menos de 10 años de cárcel

La Fiscalía continuará con las diligencias del caso, para obtener los datos necesarios que permitan definir la situación de ambos indiciados por los hechos que se les acusa.

Como informamos, Yesón Alejandro Pineda y Jesús Enrique Magaña Flores, de 22 y 19 años de edad, respectivamente, por golpear a otro homosexual estuvieron preso un día antes de asesinar a Aristi Gasque, pero salieron libres porque la víctima no los denunció.

El móvil del crimen fue ‘económica-pasional”, ya que lo golpearon por una desavenencia surgida porque el ahora occiso se negó a pagarles lo acordado por un favor sexual, pues ambos sujetos son sexoservidores que operaban en bares gays del Centro.
Los delincuentes le robaron a su víctima los tenis que llevaba puesto, un llavero con varias llaves , dinero y tarjetas de débito y crédito.

Pensando que solo le habían dado una buena golpeado salvajemente al joven Aristi, los sujetos siguieron su vida normal de parrandas al día siguiente, incluso al parecer sacaron dinero de las tarjetas de la víctima e hicieron compras con ellas.

No huyeron porque, al menos Jesús Enrique Magaña Flores, por experiencias anteriores, sabía que sus víctimas golpeadas y robadas no denunciaban por ‘cuidar su imagen’, por el temor a que se hiciera pública sus preferencias sexuales.