Investigan juguete de laboratorio que incluye una rana muerta
¿Los juguetes de antes si estaban muy manchados?, ¿Entramos en una era de verdadero respeto hacia los animales… o ya nomás buscamos con qué darnos nuestra dosis diaria de alarma?
Muchos seguramente tuvieron un juguete “Mi Alegría” y lo encontraron de lo más inofensivo. Sin embargo, ahora algún papá millenial no aguantó la idea de dar a su hijo un juguete con tales características y, aunque seguramente ni lo compró, no perdió la oportunidad de tomar la respectiva foto y subirla a redes sociales para armar el respectivo debate. El juguete de la discordia es el paquete “Biología plus” en cual, entre los muchos accesorios que contiene para que los chamacos de más de 8 años desde chiquitos se sientan científicos, está una rana muerta conservada en un frasco con formol.
Aunque el producto lleva más de 20 años en el mercado, cortesía la empresa Algara SA de CV, propietaria de la popular marca “Mi Alegría” (la cual lleva vendiéndose por más de seis décadas), el problema surgió a finales del año pasado, cuando en las redes sociales se llamó a boicotear al producto, esto por considerar que “los animales no son juguetes”.
Ante la ola de comprensibles reclamos, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) tomó cartas en el asunto y anunció que se analizará la seguridad que representa para los niños el contenido del juguete.
El dictamen será dado a conocer esta semana, sin embargo, por lo mientras el comisionado de operación sanitaria de la Cofepris, Álvaro Pérez, recomendó a la gente abstenerse de comprar el producto, ya que “la ingesta del formol, el contacto con la piel, o incluso la inhalación de los gases que emanan de esta sustancia química, pueden representar un riesgo de toxicidad para los niños o niñas que tengan contacto con él”.
Entrevistada por Animal Político, la especialista en psicología social, Andrea Angulo, señaló que “Biología Plus” no es un juguete apto para los niños, esto desde los criterios del desarrollo cognitivo y evolutivo. “Me parece que este juguete les enseña a los niños y niñas que los seres humanos tenemos la posibilidad de jugar con las otras especies; que tenemos el control sobre el medio y que podemos hacer con los otros seres vivos básicamente lo que se nos pegue la gana”.
Si bien para la Cofepris el problema con el polémico elemento (el frasco con la rana en formol) es el hecho de que los niños se pueden echar un buche del tóxico líquido… o incluso su inhalación y contacto con la piel ya representa un peligro; para la especialista el punto sería otro: enseña que el cuerpo de un ser vivo, aunque sea el de una rana, es algo material, es algo con lo que puedes divertirte, disectar, acuchillar, jalar, tirar a la basura. Es decir, enseña que el cuerpo es algo que no tiene implicación con la vida, que el cuerpo es un objeto”.
Aunque el paquete contiene un pequeño “Manual de biología”, éste no orienta a los niños sobre cuál sería el motivo por el que está padre meterle bisturí a la rana. Sólo son las instrucciones de cómo abrirla y desmembrarla. Bueno… eso si los niños siguen el texto. Ya si no saben leer (o no les interesa mucho), el asunto puede acabar así.
Y para que no se acabe el juego (o las ansias de seguir aprendiendo, según les haya entrado el popular slogan de la marca) se concluye el experimento con una recomendación que parece hecha por el buen Hanibal Lecter: “Si puedes conseguir otra rana viva o animal más grande, como paloma o conejo, compra cloroformo en la farmacia (no lo respires) empapa un algodón, pónselo en la nariz y la boca, y duérmelo. Ahora ya puedes diseccionarlo”.
Fuente: Animal Político y Sopitas
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