Al Psiquiátrico boxeador que mató a su sobrino

El ex boxeador Luis Javier Solís Pacheco, acusado de asesinar a su sobrino, fue puesto a disposición del Juzgado Primero de Control para que responda por el crimen.

Sin embargo, la audiencia en la que debía vinculársele el delito se tuvo que suspender porque se encuentra perturbado de sus facultades producto de su adicción al alcohol.

El sujeto, mejor conocido como “El Campeón”, como informamos, fue detenido por la muerte de Gabriel Férraez Solís, cuyo cuerpo fue encontrado en un basurero clandestino de un predio abandonado de la calle 67 por avenida Itzaes.

Dada su condición de bebedor consuetudinario se manifestó incoherente durante la diligencia ante el juez, de manera que se ordenó su traslado al Hospital Psiquiátrico.

Ahora será hasta que los especialistas informen sobre el estado precisó de su salud cuando se determine la fecha para realizar la audiencia de vinculación.

De todos modos, se le impuso la prisión preventiva en tanto se resuelve sobre su situación jurídica en la audiencia de vinculación a proceso.

La causa de la muerte de Gabriel Ferráez fue traumatismo cráneofacial, según la necropsia de ley.

Como informamos, en un principio se creyó que el muerto era el ex boxeador, pues nadie fue a identificarlo, pero luego la autoridad determinó su identidad al cotejar la huella con su banco de datos de delincuentes, toda vez que el occiso tenía antecedentes penales, producto de 31 ingresos al penal por diversos delitos.

El expediente de la muerte indica que el pasado día 2 de abril, alrededor de las 19:30 horas, Eloy Alberto Pardenilla Viana se encontraba en el predio marcado con el número 625 de la calle 67 con avenida Itzaes, cuando escuchó gritos de Gabriel Eduardo y de Luis Javier.

Se asomó, pensando que discutían como siempre y fue cuando pudo ver como “El Campeón” golpeaba con un objeto metálico a su tío en la espalda y cabeza, hasta dejarlo inconsciente.Salió y le dijo al agresor que dejara de pegarle y que mejor fuera buscar algo para comer y así lo hicieron.

Al regresar, se dieron cuenta de que “El Diablo” estaba muerto, por lo que decidieron encintarlo y tirarlo en el basurero de al lado, acto tras el cual se dispusieron a comer y seguir bebiendo.