Falso sacerdote abusa de niña de 10 años en Mérida
Policías Judiciales detuvieron en la calle 52 x 67 del centro a Leopoldo Cobos Solís, de 71 años de edad, quien se hizo pasar por sacerdote para abusar de una niña de diez años.
El sujeto fue detenido en cumplimiento de una orden de aprehensión girada por el Juez Primero Penal , por presunto Abuso Sexual, denunciado por M.D.C.H.C, en agravio de la menor T.D.J.A.H.
La denunciante conoció a Cobos Solís en calles cercanas a su domicilio cuando paseaba con su esposo y que el indiciado les hizo conversación y les comentó que era sacerdote. Que tenía su domicilio en el Estado de Quintana Roo, pero que acudía con frecuencia a esta ciudad con el fin de bendecir casas y proteger los hogares “contra el maligno” y que si algún día necesitaban de sus favores espirituales no dudaran en acudir a el.
A los esposos, que se dijeron devotos cristianos, les agrado la idea de bendecir su hogar, por lo que le pidieron al supuesto “sacerdote” que acudiera a su casa para realizar la ceremonia de consagración.
La quejosa expuso en su querella ante el Ministerio Público que inclusive recomendó a sus vecinos sobre las actividades del “clérigo”, mencionándoles que si necesitaban de su asistencia eclesiástica no dudaran en acudir a él. Tanta era la confianza que depositaron en la persona del inculpado, que pronto fue aceptado en el seno familiar hasta convertirse en un “amigo” cercano, quien los visitaba con frecuencia.
Con la confianza que adquirió, el detenido expuso a la quejosa sobre la necesidad que tenía de una niña que lo ayudara en su casa, ya que el tiene un marcapasos y estaba delicado de salud, entonces este sujeto le propuso, que le prestara a su hija un tiempo para que se fuera a vivir con él y la quejosa no aceptó, pero le dijo que si quería, él podría vivir con ellos para que descansara y se restableciera de los problemas de salud que presentaba.
Supuestamente agradecido por el ofrecimiento, Cobos Solís informó a la madre de la menor que como muestra de su buen corazón, se comprometía a apadrinar a la pequeña que tenía 10 años de edad, ya que se acercaba la fecha de su primera comunión.
Transcurrido algún tiempo, la quejosa realiza un viaje con su hija mayor, quien aprovecha el paseo para comentarle a su madre que el inculpado no era una persona de fiar y que lo había descubierto en varias ocasiones cometiendo abusos en contra de su hermanita.
A su retorno a la ciudad, la denunciante averigua que Cobos Solís no era sacerdote, ni ministro, ni clérigo, ni misionero ni nada por el estilo y que solo había sido acólito en una iglesia durante su niñez.
Al interrogar a su hija menor con relación al comportamiento que el detenido le demuestra, la niña nerviosa y avergonzada, termina por revelar a su madre que el septuagenario y supuesto “sacerdote” cometía actos deshonestos con ella y que además la amenazaba para que no contara nada de lo que le hacía, pues según consta en el acta, el sujeto también cometía violencia psicológica al decirle a la menor que se confesara y le contara sus pecados para crear confusión en la pequeña y sentimientos de culpabilidad que la niña no comprendía por su corta edad.
De acuerdo con el informe ginecológico y obstétrico realizado por personal del Servicio Médico Forense de la PGJE, en la persona de T.D.J.A.H., se asienta que el resultado del examen es positivo a lesiones patológicas relacionadas con abuso sexual.
La denunciante conoció a Cobos Solís en calles cercanas a su domicilio cuando paseaba con su esposo y que el indiciado les hizo conversación y les comentó que era sacerdote. Que tenía su domicilio en el Estado de Quintana Roo, pero que acudía con frecuencia a esta ciudad con el fin de bendecir casas y proteger los hogares “contra el maligno” y que si algún día necesitaban de sus favores espirituales no dudaran en acudir a el.
A los esposos, que se dijeron devotos cristianos, les agrado la idea de bendecir su hogar, por lo que le pidieron al supuesto “sacerdote” que acudiera a su casa para realizar la ceremonia de consagración.
La quejosa expuso en su querella ante el Ministerio Público que inclusive recomendó a sus vecinos sobre las actividades del “clérigo”, mencionándoles que si necesitaban de su asistencia eclesiástica no dudaran en acudir a él. Tanta era la confianza que depositaron en la persona del inculpado, que pronto fue aceptado en el seno familiar hasta convertirse en un “amigo” cercano, quien los visitaba con frecuencia.
Con la confianza que adquirió, el detenido expuso a la quejosa sobre la necesidad que tenía de una niña que lo ayudara en su casa, ya que el tiene un marcapasos y estaba delicado de salud, entonces este sujeto le propuso, que le prestara a su hija un tiempo para que se fuera a vivir con él y la quejosa no aceptó, pero le dijo que si quería, él podría vivir con ellos para que descansara y se restableciera de los problemas de salud que presentaba.
Supuestamente agradecido por el ofrecimiento, Cobos Solís informó a la madre de la menor que como muestra de su buen corazón, se comprometía a apadrinar a la pequeña que tenía 10 años de edad, ya que se acercaba la fecha de su primera comunión.
Transcurrido algún tiempo, la quejosa realiza un viaje con su hija mayor, quien aprovecha el paseo para comentarle a su madre que el inculpado no era una persona de fiar y que lo había descubierto en varias ocasiones cometiendo abusos en contra de su hermanita.
A su retorno a la ciudad, la denunciante averigua que Cobos Solís no era sacerdote, ni ministro, ni clérigo, ni misionero ni nada por el estilo y que solo había sido acólito en una iglesia durante su niñez.
Al interrogar a su hija menor con relación al comportamiento que el detenido le demuestra, la niña nerviosa y avergonzada, termina por revelar a su madre que el septuagenario y supuesto “sacerdote” cometía actos deshonestos con ella y que además la amenazaba para que no contara nada de lo que le hacía, pues según consta en el acta, el sujeto también cometía violencia psicológica al decirle a la menor que se confesara y le contara sus pecados para crear confusión en la pequeña y sentimientos de culpabilidad que la niña no comprendía por su corta edad.
De acuerdo con el informe ginecológico y obstétrico realizado por personal del Servicio Médico Forense de la PGJE, en la persona de T.D.J.A.H., se asienta que el resultado del examen es positivo a lesiones patológicas relacionadas con abuso sexual.
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