MÉRIDA.- Con sus calesas eléctricas, Renán Barrera Concha siente ya que entró en una autopista rumbo al 2024, año en el que pretende ser candidato a la gubernatura, pero sus carruajes chinos podrían desbocar antes de tiempo.

Vamos por partes, para empezar se trata de un costosísimo capricho de Barrera Concha en su afán de dar un golpe mediático que impulse sus aspiraciones políticas.

Se sabe que cada calesa eléctrica costó alrededor de un millón de pesos, es decir, una inversión de dos millones de pesos que por cierto no se licitó.

El Ayuntamiento tendría que informar cuánto costó cada carruaje, y si no lo hace ahí está la unidad de transperencia.

Se sabe que en Guadalajara ya tuvieron una ingrata experiencia con las calesas eléctricas, que terminaron arrumbadas en algún patio una vez que tuvieron desperfectos, pues el costo de mantenimiento es altísimo y las refacciones se tienen que importar de China.

Para los caleseros, que apenas sacan para sobrevivir, adquirir uno de estos carruajes resulta imposible, y mantenerlos mucho más.

Se trató de una inversión inútil todo para darle gusto a un grupo de personas que piensan que los caballos sufren, cuando en realidad los caballos son bestias de carga.

¿Qué va a pasar con los caballos caleseros? ¿Terminarán muertos de hambre o abandonados? En el mejor de los casos acabarían convertidos en roja mortadela.

Ya vimos lo que sucedió con los animales de circo, todo por una creencia y no basarse en la ciencia.

Con el costo de las calesas eléctricas bien pudieron construirse muchos parques o darles mantenimiento a los ya existentes, que por cierto están muy abandonados porque nadie regó sus plantas y jardines durante la época de sequía.

Luego ahí vienen las lluvias, Mérida volverá a llenarse de baches y no habrá recursos para rellenarlos, porque Renán Barrera se gastó el dinero en las flamantes calesas eléctricas que, sueña, lo llevarán a la gubernatura en el 2024.