Muere electrocutado en su primer día como pintor
Un joven progreseño encontró la muerte al electrocutarse durante su primer día de trabajo como pintor.
La víctima, identificada como José Gilberto Pérez Avila, de 31 años, murió por querer hacer bien su trabajo, pues ya había concluido su jornada y decidió darle una “mano” más de pintura al muro.
Esto fue su perdición, pues el rodillo que utilizaba pegó accidentalmente con los cables de alta tensión, recibiendo la descarga eléctrica que lo mató finalmente.
Alcanzó a pedir auxilio a sus compañeros de trabajo, pero éstos pensaron que estaba bromeando porque era de carácter alegre y cuando acudieron en su auxilio era ya demasiado tarde.
Los hechos ocurrieron en Progreso, cerca de las 18 horas, cuando él y otros dos trabajadores pintaban un edificio en renta, en la la calle 35 por 80 del centro del puerto,
José Gilberto, oriundo de Chicxulub Puerto, había estado desempleado desde hace varios días y por azares del destino consiguió empleo como pintor en ese lugar.
A las 8 de la mañana se presentó al trabajo y comenzó a pintar y cuando la jornada había terminado,
decidió subir al techo a darle una retocada a la fachada.
El accidente sobrevino y el trabajador fue aventado a la azotea.
Pidió auxilio a sus compañeros José Juan Chan García y Juan Ramón Abán Amaya. Quienes titubearon porque creyeron que era una broma, pero luego se acercaron a ver qué sucedía, encontrando el rodillo colgando de la azotea y cerca estaba el pintor agonizando.
Los trabajadores pidieron ayuda y minutos después llegó una ambulancia, pero los paramédicos confirmaron que ya había muerto.
Los pintores dijeron que durante la jornada, el ahora occiso les externó su preocupación por la altura a la que trabajaban y porque le llamó la atención que los cables de alta tensión se movieran mucho, como presintiendo lo que más tarde le sucedería.
Durante las diligencias para rescatar el cuerpo, al sitio se presentaron la esposa Norma Isabel Dzib González y la hija de ambos de 10 años.
La mujer y la niña sufrieron una crisis nerviosa y no era para menos, perdieron a su esposo y padre respectivamente.
Antes de que el cuerpo fuera rescatado, el sacerdote de Progreso subió al techo para rezar y darle los santos óleos.
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