Se les muere su vendedor callejero favorito

Vecinos del rumbo de Los Pinos rindieron homenaje póstumo a un hombre que durante muchos año les llevó alegría con las clásicas barquillas yucatecas.

El vendedor de estas delicias, Jorge Humberto Ávila López, es recordado con una manta colocada en una esquina de esa zona residencial, donde se le menciona como un ejemplo de vida, perseverancia y ganas de trabajar.

«Realmente una pena el fallecimiento de una gran persona, que supo ganar el aprecio de todos los que lo conocimos, hombre carismático, trabajador que siempre te recibía con una sonrisa, vendiendo sus clásicas barquillas en el rumbo de Los Pinos. Descanse en paz», escribió Fernando Rivas Rosado, integrante del Sindicato de Trabajadores de Salud en Yucatán.

En Yucatán era toda una tradición comer barquillas como postre por las tardes.

Cerca de las cuatro o cinco de la tarde, cuando las familias salían a tomar fresco, era común que pasaran vendedores de dulces, entre ellos las barquillas.

Estos postres eran de colores y por su delgada consistencia prácticamente se deshacían en la boca.

Hoy cada vez son más escasas las personas que preparan y venden barquillas, de ahí que se le extrañen tanto a don Jorge en Los Pinos.