Yucateco pasa solo la Navidad porque es el único habitante de su pueblo

En un hecho bastante peculiar, un campesino yucateco, oriundo de Tizimín, pasó la Navidad solo.

Y lo hizo así porque es el único habitante de su pueblo, la comisaría de Lázaro Cárdenas, perteneciente a ese municipio del oriente te de Yucatán.

Se trata de Javier Cuyuc, de 70 años de edad, quien vive solo en una humilde casa de huano y madera que construyeron sus padres cuando él era un niño.

La comisaría, que al inicio de esta década estuvo habitada, es prácticamente un «pueblo fantasma», sin servicio de energía eléctrica ni agua potable, por lo que su único habitante se alumbra con velas y bebe agua de cenote.

La única compañía de don Javier son su pequeño perro y un pavo que engorda desde hace algunos meses.

Para este hombre no habo cena de Nochebuena y el miércoles se levantó a las 3 de la madrugada, como lo hace todos los días desde hace años.

A esa hora, después de beber café, suele marcharse y recorrer dos kilómetros monte adentro para cortar postes para cercar, mismos que vende en otros pueblos a 3 pesos cada uno y que representa su principal fuente de ingreso.

Para completar para sus gastos cría un becerro y una vaca, que piensa vender después para comprar sus propios alimentos y otros animales para criarlos y venderlos de nuevo.

La edad y quizá la falta de una alimentación balanceada empiezan a hacer mella en su salud, pues ya camina con dificultad porque le duelen mucho los pies.

Aunque ahora es el único habitante, recuerda que antes no fue así, pues había más gente en el poblado, pero poco a poco él se fue quedando solo al morir sus padres y otros ancianos.

Las nuevas generaciones vendieron las parcelas y se establecieron en Cancún y en otros lados.

Los pocos que compraron parcelas las abandonaron y los que aún las tienen las usan para la ganadería o para la siembra, pero tampoco viven en el lugar. El pueblo se ubica a 49.5 kilómetros de la cabecera municipal.

Pese a que no tiene habitantes más que don Javier, el pueblo cuenta con autoridades, como es el caso del comisariado ejidal, que está en manos de Nemesio Escobedo, pero éste en realidad vive en un pueblo cercano llamado Tiapa.

Nemesio usa el cargo meramente para conseguir apoyos, aunque estos nunca le han llegado a don Javier.

En entrevista con un medio local, don Javier recuerda que él, sus padres y otros habitantes ya fallecidos construyeron la sede de la Comisaría y un salón donde tomaban clases los niños del pueblo, pero hoy todo está abandonado.

Hay más casas en el pueblo, pero están deterioradas y nadie vive en ellas.

Según el último censo de población, el pueblo tiene seis viviendas y 15 habitantes, pero en realidad ya solo don Javier vive ahí.

Él dice que los últimos moradores fueron Francisco Ucán, Santiago Contreras, Arsenio Canul y Jorge Contreras, además de su papá, Tiburcio Cuyuc, quien murió hace 20 años.

En su esplendor, el pueblo tuvo 31 habitantes, misma cantidad que el comisario Nemesio sostiene sigue habiendo, pues ncluye hasta los muertos a la hora de solicitar apoyos al Ayuntamiento de Tizimín.

(La fotografía es del periódico Por Esto)